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Palma aplaza 10 años la instalación de 2.000 puntos de recarga de coches eléctricos por falta de demanda

El plazo para su habilitación por la empresa municipal Emaya pasa de 2030 al 2040

Su presidente remarca que el servicio esencial de la compañía no es la energía sino la limpieza

  • Indalecio Ribelles
  • Redactor de OKBaleares, información local de Palma, social y política. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

El Ayuntamiento de Palma aplaza y retrasa 10 años por falta de demanda la instalación de 2.000 puntos de recarga de coches eléctricos que iba a llevar a cabo la empresa municipal Emaya en un plazo de seis años hasta 2030.

Un proyecto aprobado por el anterior gobierno municipal del ex alcalde socialista José Hila, rubricado hace año y medio por su Junta de Gobierno en julio de 2022, y cuyo plazo de ejecución el actual presidente de Emaya del PP, el concejal de Medio Ambiente, Llorenç Bauzá, considera «poco realista» y que «hipotecaría» a la mayor compañía municipal cuyo fin principal no es la comercialización de energía, sino la limpieza de la ciudad.

«El plan se ha armonizado para que sea más realista y lo alargamos hasta el período 2035/2040 porque, básicamente como nos indican los técnicos, no hay demanda suficiente de este servicio», precisa el concejal.

El proyecto que tenía un coste de 33 millones de euros fue presentado al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para participar de la definición de las propuestas en materia de energía que podrán optar a financiación de los fondos Next Generation.

Concretamente se trata de la convocatoria de Modelos de negocio y proyectos singulares de transición energética en las Illes Baleares, actualmente, en fase de tramitación.

Pese a este aplazamiento, Bauzá reconoce que el Ayuntamiento de Palma cumplirá con las directrices del Real Decreto-Ley 29/2021, de 21 de diciembre, por el que se adoptaron medidas urgentes en el ámbito energético para el fomento de la movilidad eléctrica, el autoconsumo y el despliegue de energías renovables, «pero fijándonos unos objetivos más realistas. No podemos de perder de vista que la energía no es el servicio esencial que tiene que ofrecer Emaya a los ciudadanos».

De esta forma, el actual equipo de gobierno a través de Emaya trabaja en la habilitación de nuevos puntos de recarga para coches eléctricos en los aparcamientos municipales pero al ritmo que requiere la demanda existente. De hecho, en un plazo no superior a dos o tres meses, se pondrán en funcionamiento 192 nuevos postes que sumados a los existentes, harán un total de 332.

La idea inicial de este plan energético era ubicar estas electrolineras en los aparcamientos municipales gestionados por la empresa pública SMAP, y progresivamente, irlas situando en zonas de mayor demanda como los polígonos industriales, instalaciones deportivas, zonas de ocio y turísticas, etcétera.

Estando en la oposición la pasada legislatura, el PP rechazó esta inversión de fondos públicos en el mercado energético, porque consideraba que tenía que ser un cometido que corriera a cargo de la iniciativa privada.

También la patronal CAEB y la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (AEDIVE) expresó su rechazo a que el anterior gobierno socialista convirtiera Emaya en un monopolio público de energía, haciendo además competencia desleal a las empresas privadas.

Aunque Palma tiene un déficit de electrolineras, y hay un consenso de que necesita puntos de recarga, los populares defendían la necesidad de establecer una colaboración público privada para su instalación. 

Por ello, abogaban por un modelo similar a las actuales gasolineras convencionales en las que el Ayuntamiento cede en unas determinadas condiciones el suelo público para su instalación a empresas privadas.

De esta forma Emaya podría canalizar sus inversiones a las cuestiones de su competencia, como son el suministro de agua potable y el mantenimiento de la limpieza de la ciudad, algo que defiende también el PP estando en el gobierno municipal.

«Está claro que debemos de aspirar a la autosuficiencia energética, pero no entregar todos nuestros esfuerzo en la comercialización y suministro de energía, porque si no nos encontramos con lo que ha sucedido la pasada legislatura que Palma acabó siendo la ciudad más sucia de España, y eso, no lo podemos permitir», abunda el actual presidente de Emaya.

Por ello, Bauzá reitera que las cifras de instalación de nuevos puntos de recarga con los más de tres centenares que están en servicio en los próximos meses están en línea con el consumo real existente, «y tampoco podemos ir por delante en su instalación, porque entonces cuando pasen dos o tres años estarán obsoletos, porque habrá nueva tecnología para ofrecer este servicio».