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Un año de guerra en Ucrania

El hostal Sorrento, un hogar para los refugiados ucranianos en Mallorca

La presidenta de la asociación Amar Ucrania, Anastasia Kvach: "Es el único albergue de refugiados en toda España"

El histórico hostal de Palma acoge a los desplazados por la guerra dando prioridad a las familias más vulnerables

Lamentan la falta de ayudas de ONGs como Cruz Roja o Cáritas Mallorca

La Fundación ASIMA acerca la Navidad a las familias de la Asociación Amar Ucrania

Este 24 de febrero se ha cumplido un año del inicio de la invasión rusa de Ucrania. Desde entonces, un total de 3.178 refugiados ucranianos han llegado a las Islas Baleares, de los cuales unos 2.000 residen en Mallorca. Son familias que sobrellevan como pueden las malas noticias que les llegan a diario de su país.

Desde octubre, cerca de 50 ucranianos conviven en un antiguo edificio de Palma, el Hostal Sorrento, que gestiona la Asociación Amar Ucrania. «Son familias vulnerables, en su mayoría numerosas, también mujeres solas con niños. Actualmente hay 39 personas», explica a OKDIARIO la presidenta de la asociación, Anastasia Kvach, si bien añade que atienden a otras 700 más.

Fachada del Hostal Sorrento en el barrio de la Soledad,

Ubicado en el barrio de La Soledad, el Sorrento estaba en desuso desde febrero de 2021. La asociación Amadiba lo compró en un principio con la idea de habilitar un centro residencial para personas con discapacidad. Sin embargo, Amadiba cedió el espacio al Govern Balear y desde hace meses es un lugar de acogida de refugiados ucranianos.

«Es el primer y único albergue de refugiados que hay en toda España», apunta Anastasia, quien abre a este diario digital las puertas del hostal. La joven presidenta de Amar Ucrania nos muestra el edificio, que en su día llegó a albergar a 56 personas.

Salón del hostal donde comen los refugiados ucranianos.

El antiguo hotel, que acogió durante muchos años a parejas que buscaban cobijo para su intimidad, tiene 32 habitaciones repartidas en cuatro plantas. En cada piso hay dos baños completos que deben compartirse. Por otro parte, el sótano dispone de una gran despensa, una sala lavadero donde también están las calderas, un cuartito para las secadoras y, al final del pasillo, una habitación reservada para los más jóvenes.

La presidenta de Amar Ucrania asegura que la gran mayoría se está adaptando, aprende el idioma y busca un empleo. Asimismo, Anastasia lamenta la falta de ayudas de ONGs como Cruz Roja o Cáritas Mallorca, aunque se alegra de los objetivos conseguidos desde que creó la asociación.

Otra de las estancias donde los ucranianos juegan y se divierten.

Uno de los últimos éxitos, según relata Anastasia, tuvo lugar el pasado 18 de enero, cuando la Conselleria de Salud y Consumo envió, gracias a su mediación, material sanitario del antiguo Hospital de Son Dureta a la región ucraniana de Járkov. «Fuimos capaces de enviar 200 camas a esa zona. Cuando vi los vídeos de cómo llegaban, no sabes el orgullo que sentí», afirma emocionada.

Liza Krasnolutska es una chica de 17 años que vive junto a su familia en el Hostal Sorrento. Es la mayor de cinco hermanos. En marzo desembarcaron con su madre en Ibiza huyendo de las bombas rusas y en noviembre se instalaron definitivamente en Mallorca. «Somos de Cherníhiv, una zona muy complicada en la que hay rusos y bielorrusos muy cerca. No podemos volver, es imposible», señala esta joven en un fluido español.

Liza Krasnolutska es una ucraniana de 17 años que vive junto a su familia en el hostal.

Liza ha trabajado en un restaurante de comida rápida y ahora lo hace en una cooperativa agrícola. «Soy la única de mis hermanos que trabaja porque son pequeños. Ellos van a la escuela y poco a poco estamos aprendiendo español. Queremos intentar vivir aquí. Allí hay guerra y nosotros solo queremos trabajar, estudiar y llevar una vida lo más tranquila posible», asegura.

Además, es voluntaria en el reparto de bolsas de comida que cada viernes la asociación Amar Ucrania distribuye a unas 140 familias refugiadas en Mallorca. «Ha sido un año muy duro para todos ellos. La mayoría son mujeres con niños que de un día para otro se han encontrado en otro país. Ha sido muy difícil, pero se han adaptado poco a poco», valora Anastasia Kvach, presidenta de Amar Ucrania.

Todas las personas interesadas en hacer cualquier donación se pueden dirigir de lunes a viernes, de diez de la mañana a seis de la tarde, a la sede de la asociación Amar Ucrania. En la calle Llacuna de Sanabria, número 3, en Son Rapinya o también ponerse en contacto con el 633 922 001.