OkBaleares
baleares

80 personas viven en Palma en caravanas pese a que tres de cada cuatro tienen trabajo

Están estacionadas en seis asentamientos, casi todos, más allá de la Vía de Cintura

La mayor parte de ellos son hombres hispanoamericanos y, más concretamente, argentinos

  • Indalecio Ribelles
  • Redactor de OKBaleares, información local de Palma, social y política. Antes, redactor en EL MUNDO/ Baleares durante 20 años.

80 personas viven en Palma en caravanas pese a que tres de cada cuatro tienen trabajo, según datos preliminares de un estudio elaborado por la Cátedra de Estudios Urbanos de la Universitat de les Illes Balears (UIB).

El perfil de las personas que optan por este modo de vida es principalmente el de hombres adultos y jóvenes, con trabajo estable y de origen extranjero, especialmente latinoamericanos y, más concretamente, argentinos. Los investigadores también han detectado a cinco menores de edad y dos jóvenes que siguen viviendo con sus padres.

Según ha explicado el director de la Cátedra, el doctor Jesús González, las dificultades de acceso a la vivienda no es el único factor que empuja a estas personas a residir de forma informal (hay unas pocas, por ejemplo, que lo hace por voluntad propia), pero sí el principal.

Aunque tres de cada cuatro de los encuestados aseguraron que abandonarían la autocaravana si tuvieran la oportunidad de acceder a una vivienda asequible, el 64 por ciento admitió que ya han desistido en la búsqueda de esta opción. El 98 por ciento de ellos dijo que no podrían comprar un piso por más de 200.000 euros, ni alquilar por más de 1.000 euros mensuales.

Más del 70 por ciento de las personas residentes en este tipo de vehículos manifestaron estar ocupados, la mitad de ellos de forma fija y estable. La mayoría de ellos en el sector terciario, con claro predominio del turismo y los servicios domésticos, y con salarios que oscilan entre los 1.000 y los 1.500 euros. No obstante, el 43 % se encuentran por debajo de la barrera de los 1.000 euros.

Al comparar estas cifras con las del Ministerio de Vivienda, los investigadores han concluido que estas personas podrían acceder a una vivienda en alquiler en 11 sectores de Palma, solo tres en el caso de los mileuristas, destinando menos del 40% de su renta mensual.

«Lo que lleva a la residencia en una autocaravana no es solo el acceso a la vivienda (lo es en el 57% de los casos), pero la casi imposibilidad de residir en buena parte de la ciudad lleva a que sea la única opción para esta parte de la población», ha aseverado González.

El 71% de los encuestados ha intentado, sin éxito, acceder a una vivienda de protección oficial. A juicio del doctor y catedrático del departamento de Geografía de la UIB, este dato refleja que las políticas de vivienda están enfocadas en grupos sociales muy vulnerables y no atienden a perfiles como los que han encontrado en el estudio preliminar, personas que cobran por encima del salario mínimo interprofesional que aún así no encuentran otra solución que establecerse en una autocaravana.

Entre los encuestados predominan aquellos que, cuando llegaron a la capital balear, este modelo de residencia era el último que hubieran escogido, por detrás de la compra o alquiler de una vivienda o una habitación o vivir en casa de un amigo o familiar. Para un sector que es «anecdótico», ha apuntado el investigador, vivir en una autocaravana sí es una opción deliberada.

Seis asentamientos en Palma

Todos los vehículos han sido localizados en seis asentamientos, casi todos más allá de la Vía de Cintura. El 82% de las autocaravanas se encuentran en el Polígono de Son Hugo, Ciudad Jardín y Son Güells, pero también se han encontrado otras establecidas en el Polígono de Llevant (todas deshabitadas), La Vileta y Cas Catalá, que pese a pertenecer al municipio de Calvià también ha entrado en el estudio por su proximidad a la capital.

Estas autocaravanas son, en 45 de los casos, el hogar de una sola persona; en 13 el de un núcleo de dos personas; en una de tres ocupantes; y en dos, el de cuatro. Buena parte de ellas son en propiedad, pero también hay otras alquiladas o prestadas, y las hay que son estilo camper y algunas tienen remolques.

Según han detallado las investigadoras Ana García y Aina Levesque, quienes han desarrollado el trabajo de campo, atendiendo al número de metros cuadrados, estos hogares podrían catalogarse como infraviviendas. La mayoría, aunque precarios y pequeños, goza de servicios básicos como un baño, una ducha o un lugar en el que cocinar.

Esas carencias, ha retomado González, se solventan en muchas ocasiones gracias a los «comportamientos barriales y vecinales» que mantienen los habitantes de estos asentamientos informales. «Tienen ciertas dinámicas que nos permiten hablar de ellos casi como asociaciones de vecinos, como si fueran una comunidad de propietarios, lo que es muy interesante desde un punto de vista sociológico», ha indicado.

A ello se le suma las restricciones impuestas por una ordenanza cívica del Ayuntamiento de Palma que, entre otras cosas, les impide asentarse durante más de diez días en la misma ubicación. Esa normativa, han lamentado las investigadoras, no tiene en cuenta las dificultades añadidas que sufren las múltiples personas de avanzada edad, en silla de ruedas o con movilidad reducida que han encontrado.