Normandía tiene el «Ojo de la Aguja» más famoso del mundo
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En el Norte de Francia se halla una de las regiones más bellas del país vecino. Conocida por el famoso desembarco de la Segunda Guerra Mundial, Normandía tiene mucho que ver. Desde sus ciudades más importantes (Caen o Ruan), hasta lugares casi mágicos como el Mont Saint Michel. Pero en esta ocasión nos detenemos en una estampa que cualquier viajero o lector avezado habrá visto en numerosas ocasiones: el “Ojo de la Aguja”.
La magia de Normandía
El destino es Étretat y sus impresionantes acantilados, los más espectaculares de los 140 Km. que separan los estuarios de los ríos Sena y Somme. Todos ellos destacan por su verticalidad y por la belleza de su piedra blanca alzándose sobre el oscuro mar. Además, la erosión provocada por el agua dio forma al Falaise D’Aval, conocido como “El Ojo de la Aguja”. Este arco natural mide más de 70 metros y es, sin duda, digno de verse.
La magia de Normandía no sólo se vive junto al mar, sino en el propio pueblo de Étretat, que se sitúa en el fondo del valle. Antiguamente, sus habitantes vivían de la pesca y de la madera para la construcción naval. Pero la belleza del entorno atrajo a numerosos artistas famosos. Y claro está, el turismo se ha convertido ahora en la principal fuente de riqueza. Aún así, es sumamente recomendable que el viajero se acerque a visitar la zona.
En el pueblo también vale la pena acudir al mercado de madera (vigente desde 1926). En él se pueden comprar productos de la zona. Asimismo, Étretat presenta bonitas villas de principio de siglo y la iglesia de Nôtre-Dame (siglos XII-XIII).
Después de dar el imprescindible paseo por la playa y subir al acantilado de Aval, hay algo un poco más friqui que hacer. El viajero podrá intentar buscar la Chambre des Demoiselles del famoso Arsène Lupin, es decir, hallar el pasadizo secreto para ir a la Aiguille Creuse. Si se topa con él, pasará por el valle seco de Jambourg y de la Manneporte, hasta el valle de Tilleul. El paseo dura unos 45 minutos. En él se empapará de la verdadera esencia normanda. Feliz intento.
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