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Ni Italia ni Grecia: el pueblo español perfecto para visitar este verano según ‘National Geographic’

  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Altea, en la Costa Blanca de Alicante, es famosa por su encanto histórico y belleza natural. Reconocida como el pueblo más bonito de España para visitar en julio por National Geographic, combina la serenidad de sus calles empedradas con vistas impresionantes al mar desde su casco antiguo. La iglesia de la Virgen del Consuelo, con sus cúpulas azules, domina el paisaje urbano. Durante el verano, la «Muestra de Artesania» y las «Balconadas» atraen a visitantes con arte local expuesto al aire libre. Por su parte, las playas como Roda y Cap Blanc son perfectas para disfrutar del Mediterráneo, mientras que excursiones cercanas revelan paisajes naturales como la Font del Garroferet y el faro de Albir. Altea ofrece una experiencia completa de cultura, gastronomía y naturaleza.

El nombre Altea deriva del griego «Altahia», que significa «yo curo». Con una historia rica y diversa, Altea fue parte de la taifa de Denia durante el dominio musulmán hasta su conquista por Jaime I de Aragón en 1244 y su repoblación cristiana en 1279. A lo largo de los siglos, ha sido testigo del paso de diversas civilizaciones como íberos, fenicios y musulmanes, quienes dejaron una profunda influencia en la zona. En el siglo XVII, sufrió una decadencia marcada por la expulsión de los moriscos en 1609 y los ataques piratas frecuentes. Desde los años 60 y 70, Altea ha atraído a artistas, escritores y músicos, convirtiéndose en un enclave bohemio. Marisol y Vicente Blasco Ibáñez son algunos de los nombres que han encontrado inspiración en los encantos de Altea.

Altea, una joya de la Costa Blanca

Altea, apodada la «cúpula del Mediterráneo», destaca en la Costa Blanca por su encanto y su rica historia. Su sobrenombre se debe a las dos impresionantes cúpulas de cerámica azul que coronan la Iglesia del Consuelo, ubicada estratégicamente en lo alto de un cerro. Desde allí, el casco antiguo de Altea, conocido localmente como El Fornet, se despliega en una serie de callejuelas blancas y empinadas, adornadas con detalles mediterráneos como mosaicos y flores que añaden un toque de color y autenticidad.

La iglesia de Nuestra Señora del Consuelo, situada en la Plaza de la Iglesia, emerge majestuosa con sus característicos azulejos azules que la hacen visible desde diversos puntos de la ciudad. Esta construcción neobarroca, construida entre 1900 y 1910, es un verdadero símbolo de Altea y un punto de referencia tanto para lugareños como para visitantes.

Desde aquí, ascendiendo por la escalinata Costera del Maestre de la Música, se llega al mirador de los Cronistas. Este mirador, también conocido como mirador de la Muralla, ofrece vistas panorámicas de la bahía de Altea, la costa de Alicante y, en días despejados, incluso hasta el Peñón de Ifach en Calpe y los rascacielos de Benidorm.

El paseo por el casco antiguo de Altea culmina en el Paseo Marítimo, donde se extienden las playas urbanas como la playa de la Roda y la playa del Espigó. Estas playas de cantos rodados son conocidas por su tranquilidad y aguas cristalinas, ideales para practicar deportes acuáticos o simplemente relajarse bajo el sol mediterráneo.

Además, Altea ofrece una rica oferta gastronómica en los numerosos restaurantes y bares que bordean el paseo marítimo, donde se pueden degustar especialidades locales como arroces y mariscos frescos. La  paella de boquerón es una delicia reconocida en éste encantador pueblo. Es una receta sabrosa que se destaca por sus ingredientes simples como la coliflor, el boquerón, la alcachofa y las habas. Esta paella es típica durante la temporada de invierno, cuando estos ingredientes están frescos y en temporada.

Las mejores playas

La playa de la Roda, ubicada en el corazón del casco antiguo y reconocida por sus aguas cristalina y ambiente acogedor, ofrece unas  vistas espectaculares al casco histórico de Altea, convirtiéndola en un lugar perfecto para relajarse.

La playa del Espigó, ubicada junto a La Roda, destaca por sus cantos rodados y la posibilidad de practicar buceo en sus dos espigones. Esta playa forma parte de la iniciativa «Operación Playas Abiertas», integrando las playas de Altea con una variedad de actividades prácticas y cuenta con la prestigiosa bandera Azul.

La playa de Cap Blanc, por otro lado es ideal para familias y quienes buscan tranquilidad. Este entorno, que promueve el turismo sostenible, incluye servicios esenciales como socorristas y ha sido galardonado con la bandera azul.

La playa de la Olla, con su kilómetro y medio de extensión, mezcla bolos, rocas y arena con vistas al Peñón de Ifach. Además de ser un lugar perfecto para relajarse o jugar con los niños, esta playa alberga un espectáculo piromusical en agosto, una experiencia mágica que combina música y fuegos artificiales.

La playa la Barreta, cerca del puerto deportivo Luis Campomanes, combina las comodidades de un puerto deportivo con la belleza natural. Con sus aguas tranquilas y la presencia de yates y veleros, ofrece una experiencia única de lujo y serenidad.