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Turismo interior

Muchos se gastan el dinero en Noruega, pero en España tenemos cruceros y fiordos igual de espectaculares

La imagen más extendida de los fiordos corresponde a formaciones geográficas esculpidas por glaciares, donde el mar avanza entre paredes rocosas y profundos valles. Sin embargo, no todos los lugares que muestran este tipo de relieve se encuentran en latitudes frías como Noruega o Canadá.

Pero no hace falta tomarse un avión hacia esos lejanos destinos para vivir la experiencia. En el interior de la península ibérica, un espacio natural protegido reúne características propias de estos accidentes geográficos. Sus cañones, su biodiversidad y su potencial para la navegación fluvial lo convirtieron en un destino destacado para vacacionar.

¿Cuáles son los fiordos y cruceros imperdibles en el interior de España?

En la frontera oeste de Castilla y León, compartiendo las provincias de Salamanca y Zamora, se encuentra el Parque Natural de Arribes del Duero, un espacio que recuerda a los fiordos por su combinación de acantilados verticales, gargantas profundas y un río que avanza serpenteante.

La orografía, con desniveles que superan los 400 metros, crea un microclima en el que conviven especies mediterráneas y continentales.

Las aguas del Duero, junto a sus afluentes Huebra, Tormes, Águeda y Uces, han modelado este entorno. Aquí habitan especies como la cigüeña negra, el buitre leonado o el águila real. La vegetación incluye encinas, robles y matorral adaptado a las laderas escarpadas.

Esta zona fue declarada Reserva de la Biosfera Transfronteriza por la UNESCO y forma parte de la Red Natura 2000. Su microclima particular favorece una notable diversidad biológica, con más de 200 especies de aves registradas, entre ellas la cigüeña negra, el águila real y el buitre leonado.

Cruceros en Arribes del Duero

Los cruceros fluviales son una de las mejores formas de conocer este parque natural. Entre las opciones más destacadas están:

En los trayectos es habitual avistar aves rapaces, observar formaciones rocosas únicas y contemplar cascadas como el Pozo de los Humos, con más de 50 metros de altura.

Miradores, senderos y pueblos alrededor de Arribes del Duero

La experiencia no se limita a la navegación. Los miradores, como el Picón de Felipe en Aldeadávila de la Ribera o el de las Barrancas en Fariza, ofrecen vistas panorámicas de los cañones.

El senderismo tiene gran protagonismo con rutas como la Senda del Duero (GR-14) y caminos locales que recorren molinos, ermitas y restos arqueológicos. Los pueblos de Fermoselle, Mieza, Saucelle y Aldeadávila mantienen una arquitectura tradicional vinculada al entorno fluvial.

Por otra parte, y como dato de color, la actividad hidroeléctrica, presente en instalaciones como la presa de Aldeadávila, convive con el turismo de naturaleza gracias a medidas de conservación y gestión sostenible.

Para los amantes de los animales: así es la biodiversidad de Los Arribes

El paisaje de los Arribes está marcado por fuertes contrastes de altitud, lo que genera hábitats variados. Destacan:

En sus aguas se encuentran especies autóctonas como el barbo común y la boga del Duero, así como introducidas como el lucio y la carpa.

Cabe remarcar que la observación de fauna es uno de los principales atractivos de los cruceros, ya que las paredes verticales y el silencio de la navegación facilitan los avistamientos.

¿Cuándo es mejor visitar estos fiordos?

La visita es posible en cualquier estación. La primavera y el otoño ofrecen temperaturas suaves y colores cambiantes. En verano, las playas fluviales como la del Rostro en Corporario son un atractivo para el baño.

El invierno, con menos afluencia, resulta ideal para la observación de aves y para disfrutar de la tranquilidad del paisaje.

Así y en conjunto, los fiordos de Arribes del Duero  vuelven a demostrar que España cuenta con enclaves de gran valor geográfico y ecológico, capaces de combinar navegación fluvial, naturaleza protegida y patrimonio cultural en un mismo destino.