El Monasterio de el Escorial, ¿un lugar de poder?
Hay lugares sagrados y envueltos en un misticismo que perdura en el tiempo. Sitios casi mágicos o míticos que trascienden el conocimiento del ciudadano de a pie. Porque seguramente la gran mayoría de los visitantes que acuden al Monasterio de El Escorial no se para a pensar por qué está allí construido. Y es que ahora está cerca de la capital y ciudad más grande de España. Pero cuando Felipe II mandó edificarlo… no era ni mucho menos así.
«Quiero mi monasterio aquí»
El monarca, un hombre poderoso y sumamente piadoso, decidió construir un lugar que se pudiera comparar con el Templo de Salomón. Tal cual. El hijo de Carlos I quería reflejar el tremendo poder que tenía. Así que se decidió por un inmenso monasterio que estaría ubicado en la falda del monte Abantos. En medio de la nada…
Sus coetáneos criticaron esta decisión. Construir en El Escorial tal obra (monasterio, palacio, biblioteca, templo, cripta…) no tenía sentido para nadie. Sobre todo porque estaba muy alejado de grandes urbes como Valladolid, Toledo o Granada.
Pero repasemos los hechos, querido viajero. Cuando subió al trono, Felipe II encargó a Juan Bautista Villalpando que hiciera un estudio sobre el citado Templo de Salomón. Recorrieron la sierra madrileña y se decantaron por la cara soleada del monte Abantos. Esta cima le protegería del viento del norte. Además había agua, piedra y madera en abundancia parta acometer la obra. Sin embargo, eran características que podrían encontrarlas en muchos otros lugares… La primera piedra se puso el 20 de agosto de 1563. Daba comienzo la construcción del “Sitio del Monasterio de San Lorenzo el Real”.
El Monasterio de El Escorial, ¿lugar de poder?
Pues bien, el viajero que se acerque al Monasterio de El Escorial debe saber que se sitúa allí porque es uno de los lugares telúricos más importantes de la tierra. ¡Ahí es nada! Se cree que fue la razón por la que Felipe II se decidió por esta ubicación. Al parecer es un Lugar de Poder único en España. Dicen los expertos que tiene 20 vórtices distribuidos por la nave de la basílica. Esto deja pequeños los cuatro de El Vaticano, El Valle de los Caídos o Stonehenge. Además, hay altares de culto en las cercanías: uno es el Canto Gordo conocido por “La Silla de Felipe II”, y el otro es el “Canto Castejón”.
Cabe señalar que desde la antigüedad el monte Abantos era considerado sagrado. Lo que está claro es que a Felipe II le dio igual lo que le dijeran y construyó el Monasterio de El Escorial donde le vino en gana. Por aquel entonces la capital estaba en Valladolid. Y se piensa que la corte se trasladó a la cercana Madrid para supervisar las obras. Esa es la razón por la cual se convirtió en capital.
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