Tecnología

Las Google Glass 2 serán un monóculo

Tras las críticas y la controversia alrededor del dispositivo, calificado como un gadget para “nerds” y “voayeurs”, las Google Glass han terminado desinflándose de manera estrepitosa. Así, el dispositivo de realidad aumentada que se esperaba fuese el nuevo gran gadget tras el smartphone, parece que se ha ido quedando aparcado en algún rincón del laboratorio de Tony Fadell, responsable de hardware de Google que ha quedado a cargo del proyecto. Sin embargo, podría ser simplemente una pausa para mejorar el concepto, al menos es lo que se deduce de la última patente obtenida por google, que señala que las próximas Google Glass podrían ser una especie de monóculo que se coloca en un lado del rostro y se sujeta con una banda flexible que se adapta a la forma del la oreja y la cabeza.

La patente ha sido concedida esta misma semana a Google y, al contrario que las Google Glass que se sujetaban en la nariz, en este modelo parece que la sujeción se lleva a cabo equilibrando el peso de la banda flexible en el rostro y la cabeza, aunque no queda muy claro cómo se puede conseguir una fijación muy estable con el método que propone Google.

Google ha tratado por todos los medios de dar a sus gafas el carácter de un objeto de moda, por ejemplo, con monturas creadas por diseñadores para atraer al público femenino, pero lo cierto es que el dispositivo no ha sido capaz de ganar mucha aceptación.

Lo que tampoco está claro, evidentemente, es si este cambio de forma servirá de algún modo para mejorar la percepción del dispositivo. Y es que, si bien en determinados segmentos industriales como la ingeniería, la construcción o la logística, así como en terrenos como la medicina, las Google Glass (u otras gafas de realidad aumentada) se han convertido en una herramienta muy interesante; lo cierto es que en el terreno doméstico o de consumo se han ganado una muy mala reputación.

A los usuarios de las Google Glass se les conocía hace poco en EEUU como “Glassholes” (una mezcla de la palabra gafas “glasses” y cretino “asshole”) y las gafas estaban prohibidas en muchos lugares públicos por su presunta facilidad para tomar fotos o grabar vídeo de manera inadvertida.

Así, aunque se esperaba que la versión final de las gafas hubiese salido al mercado a principios de este año, Google sencillamente fue liquidando las unidades de sus últimos kits para desarrollo (que todavía vende bajo pedido).

Por esta razón, parece que Google directamente va orientar la siguiente generación de su dispositivo a estos usos profesionales, en los que ha encontrado un nicho interesante y en los que podría evolucionar para eventualmente volver a convertirse en un producto de consumo. Curiosamente, Microsoft, sí parece haber encontrado un encaje atractivo para la realidad aumentada con sus gafas Hololens, que empezarán a venderse a desarrolladores en 2016 aunque a un precio todavía prohibitivo de 3.000 dólares.