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¿Qué santos se celebran hoy, viernes 13 de septiembre de 2024?

Entre los santos que hoy se celebran destaca la figura de San Juan Crisóstomo

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¿Qué santos se celebran hoy, viernes 13 de septiembre de 2024? Hoy, viernes 13 de septiembre de 2024, la Iglesia Católica celebra la memoria de varios santos que han dejado una huella indeleble en la historia del cristianismo. En esta fecha, se recuerda en concreto y especialmente a San Juan Crisóstomo, quien fue patriarca de Constantinopla y uno de los cuatro Padres de la Iglesia del Oriente. Su profundo conocimiento de las Escrituras, su elocuencia como orador y su fervor por la justicia social lo convirtieron en una figura clave dentro de la iglesia primitiva. Además de San Juan Crisóstomo, también se conmemoran hoy a otros santos importantes como San Marcelino de Cartago y San Amado de Remiremont, cada uno de ellos con historias de vida inspiradoras que merecen ser conocidas y recordadas por los fieles.

San Juan Crisóstomo, en particular, destaca por su defensa de la fe y su papel crucial en la liturgia y la predicación cristiana. Conocido por su estilo oratorio brillante y su firme postura en contra de la corrupción dentro de la iglesia y el Estado, Crisóstomo fue un defensor incansable de los pobres y los oprimidos. Su legado sigue vivo hoy, no sólo en las enseñanzas de la Iglesia, sino también en las oraciones y misas que llevan su nombre, como la Divina Liturgia de San Juan Crisóstomo, que aún se celebra en muchas iglesias orientales. Junto a San Juan Crisóstomo, recordamos hoy a San Marcelino de Cartago, un obispo martirizado en el siglo III, y a San Amado de Remiremont, un abad y misionero que vivió en el siglo VII y de los tres, conocemos ahora sus vidas al detalle.

San Juan Crisóstomo

San Juan Crisóstomo nació alrededor del año 347 en Antioquía, en lo que hoy es Turquía. Su nombre, Crisóstomo, significa «boca de oro» en griego, y no es difícil entender por qué recibió este apelativo. Desde joven, se destacó por su elocuencia y su habilidad para predicar, ganándose una reputación como uno de los más grandes oradores de la historia del cristianismo. Se convirtió en patriarca de Constantinopla en el año 398, donde usó su posición para desafiar tanto a la iglesia como al estado en temas de corrupción, lujo y opresión de los pobres.

Su firme postura le valió tanto admiradores como enemigos. Por un lado, fue venerado por su capacidad para enseñar las Escrituras de manera accesible y profunda, ayudando a muchos a comprender los mensajes más complejos de la Biblia. Por otro lado, sus críticas abiertas a la moral de la élite de Constantinopla, incluyendo la emperatriz Eudoxia, lo llevaron al exilio en varias ocasiones. A pesar de esto, nunca dejó de predicar y escribir, dejando un legado literario que incluye sermones, cartas y tratados teológicos que siguen siendo estudiados hoy en día. Su muerte en el exilio en el año 407 marcó el final de una vida de sacrificio y dedicación, pero su influencia perduró, especialmente en la Iglesia Oriental, donde sigue siendo una figura central.

San Marcelino de Cartago

San Marcelino de Cartago fue un obispo que vivió durante el siglo III, un periodo difícil para los cristianos debido a las persecuciones bajo el Imperio Romano. En una época en la que ser cristiano significaba enfrentarse a la posibilidad de tortura y muerte, Marcelino se mantuvo firme en su fe. Como obispo de Cartago, una ciudad importante del norte de África, Marcelino dirigió a su comunidad con valentía y determinación, proporcionando un ejemplo de liderazgo espiritual y fortaleza moral.

Su martirio ocurrió durante la persecución del emperador Decio, alrededor del año 250, cuando se negó a renunciar a su fe o a realizar sacrificios a los dioses paganos. Su valentía y su fidelidad inquebrantable lo convirtieron en un símbolo de resistencia cristiana, y su memoria ha sido venerada en la Iglesia Católica desde entonces.

San Amado de Remiremont

San Amado de Remiremont, también conocido como San Amé, fue un monje y misionero que vivió en el siglo VII en la región de Francia. Su vida estuvo dedicada a la oración, la meditación y la evangelización. A diferencia de San Juan Crisóstomo o San Marcelino, San Amado no fue un obispo ni un mártir, sino un abad que jugó un papel crucial en la difusión del monasticismo en Europa occidental. Como abad del monasterio de Remiremont, en la región de los Vosgos, San Amado promovió la vida ascética y la oración, convirtiendo su monasterio en un centro de espiritualidad y aprendizaje.

Además de su trabajo dentro del monasterio, San Amado también se dedicó a predicar el Evangelio en las regiones cercanas, ayudando a consolidar la fe cristiana en zonas que aún estaban bajo la influencia de las creencias paganas. Su vida es un ejemplo de humildad y servicio, y su legado ha perdurado a lo largo de los siglos, especialmente en Francia, donde sigue siendo venerado en varias diócesis. La dedicación de San Amado a la vida monástica y su papel en la evangelización lo convierten en un modelo a seguir para aquellos que buscan una vida de devoción y entrega a Dios.

Otros santos que se celebran el 13 de septiembre

Junto a los mencionados, en este día se celebra también a estos otro santos: