Piden 20 años de cárcel por homicidio al kamikaze que mató a un joven en la M-50 de Madrid

A pesar de que reconoce que el kamikaze tenía sus facultades disminuidas por la ingesta de alcohol la Fiscalía solicita 20 años de cárcel por homicidio para Kevin Cui Bai por embestir el coche de la víctima, de 20 años, tras circular dos kilómetros en dirección contraria por la autovía M-50.

Según el relato de la fiscalía el kamikaze decidió coger su coche el 19 de septiembre de 2019 “pese a tener sus facultades disminuidas por la ingesta de alcohol lo que mermaba su capacidad para controlar el vehículo con el consiguiente riesgo para los usuarios de la vía”. A pesar de todo, continúa la fiscalía, el acusado cogió la autovía M-50 para ir a Arganda porque la conocía a la perfección llegando a circular a 139km/h superando con creces la velocidad permitida. A partir de aquí la fiscalía detalla el recorrido infernal del kamikaze que “que primero adelantó a otro turismo que circulaba por el carril central “aproximándose mucho al

lateral izquierdo” y “provocando que tuviera que dar un bandazo hacia el carril derecho para esquivarle”. Según la acusación pública “Kevin Cui siguió realizando movimientos en zig-zag, pasando de un carril a otro, de los tres posibles, sin indicar con las luces intermitentes, poniendo de esta manera, en concreto peligro la vida e integridad física del resto de los usuarios de la vía que frenaron y realizaron maniobras como cambio de carril para esquivarlo”. El kamikaze incluso llegó a parar en el arcén y reemprendió la marcha en sentido contrario  asumiendo el alto riesgo de llegar a atentar contra la vida del resto de los usuarios de la vía pese a que tuvo la posibilidad de evitarlo, no lo hizo, puntualiza el fiscal.

Durante esta segunda fase en la que ya circulaba en dirección contraria, conscientemente según la fiscalía, Cui daba ráfagas con las luces largas para deslumbrar a los conductores que le venían de frente y trataba de embestirlos. Algunos lograron esquivarle con maniobras peligrosas, hasta que colisionó de frente a 139km/h con el Citroën C4 que conducía Víctor. Según la acusación el kamikaze no intentó en ningún momento eludir el choque brutal con la víctima que falleció a las pocas horas.

En ese tramo en concreto la velocidad permitida era como máximo de 100km/h. El kamikaze, además, dio positivo al test de alcoholemia mientras intentaba sin éxito explicar que había ocurrido con incoherencias y un dialogo “pastoso” en palabras del propio fiscal.

La acusación no tiene ninguna duda de que el kamikaze era consciente mientras circulaba dos kilómetros en sentido contrario embistiendo a otros vehículos, al contrario de lo que esgrime su defensa, ya que esa madrugada la visibilidad era más que correcta, se apreciaba perfectamente la señalización, y por ende el kamikaze lanzaba ráfagas de luces largas a todo vehículo que se cruzaba de frente durante su trayecto. Por todo esto le piden 20 años de cárcel por los delitos de homicidio, conducción temeraria y delito contra la seguridad vial con vistas al juicio que se celebrará en la Audiencia Provincial de Madrid.