Sociedad

El Papa clausura la JMJ con una multitudinaria misa

Con una misa multitudinaria, durante la cual pidió a los jóvenes que el Evangelio sea el «navegador» de sus vidas y la oración el primer «chat» de cada día, el Papa Francisco clausuró este domingo en Polonia la 31ª edición de la Jornada Mundial de la Juventud, cuya próxima cita será en 2019 en Panamá.

El pontífice argentino partió con una hora de retraso, hacia las 19H30 locales, hacia Roma, tras una estancia de cinco días en Cracovia marcada por sus pedidos contra la guerra, por los refugiados y su conmovedor recorrido en el campo de exterminio nazi de Auschwitz.

El Papa escogió como sede de la próxima edición de la JMJ a Panamá, en presencia del presidente panameño Juan Carlos Varela, ante una muchedumbre de jóvenes que festejaron el anuncio bajo una lluvia de confeti blanco. «Anuncio con alegría que la próxima Jornada Mundial de la Juventud (…) será en 2019 en Panamá», dijo el Papa argentino, lo que muchos latinoamericanos esperaban.

Multitudinaria misa en Cracovia, en la JMJ 2016. (Foto: getty)

«El pueblo de Panamá se siente orgulloso de que el Santo Padre haya reconocido a nuestro país, cuyos valores de paz, diálogo y convivencia son similares a los que porta la JMJ», manifestó Varela en un comunicado. El mandatario centroamericano, que acompañó a unos 1.800 jóvenes panameños que viajaron a Cracovia para participar en el evento que congregó a más de dos millones y medio de asistentes en la misa de clausura, anunció que aportará todo su apoyo para el éxito de la edición en su país.

«La JMJ es un poderoso llamado a los jóvenes para la construcción de un mundo mejor», añadió. La primera edición en Centroamérica estará marcada seguramente por el estilo y el calor caribeños, «será una fiesta», prometió el obispo panameño José Domingo Ulloa.

Por su parte el cardenal panameño José Luis Lacunza reconoció también desde Cracovia que estaba seguro de que su país cuenta con la capacidad para organizar la JMJ, que la iglesia desea que sea un «bálsamo» para la juventud de América Latina, azotada por la exclusión, la pobreza, el tráfico de drogas y la trata de personas.

Panamá tiene 3,6 millones de habitantes, en su gran mayoría católicos, aunque con un presencia cada vez mayor de iglesias evangelistas. La JMJ atrae en cada edición a cientos de miles de jóvenes de todas partes del mundo quienes participan en múltiples actividades de reflexión, además de eventos culturales y artísticos, lo que representa un verdadero desafío para ese país tan pequeño.

«Primero que todo quiero dar gracias a Dios. Es como un milagro. Doy gracias también al Papa y al presidente por todo esto. Estamos super alegres. Es una bendición. ¡Dios mío, qué felicidad!», comentó la panameña Ivana Urrutia, de 16 años, entre los asistentes a la gran fiesta de la juventud católica.