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Una revolucionaria terapia con células CAR-T frena el avance de un cáncer cerebral letal en niños

De los 11 participantes que recibieron células CAR-T en el ensayo, nueve mostraron beneficios

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

En un avance médico sin precedentes, un grupo de científicos ha logrado frenar el avance de un tipo letal de cáncer cerebral infantil mediante una innovadora terapia celular conocida como CAR-T. Este tipo de tratamiento, desarrollado específicamente para combatir ciertos cánceres en niños, ha mostrado resultados prometedores y representa una nueva esperanza para las familias que enfrentan el diagnóstico devastador de tumores cerebrales agresivos.

De esta forma, se ha logrado reducir los tumores cerebrales de los niños, restaurar la función neurológica y, para un participante en un ensayo clínico de Stanford Medicine (Estados Unidos), borró todos los rastros detectables de un cáncer cerebral generalmente considerado incurable, tal y como se publica en Nature.

De esta forma, de los 11 participantes que recibieron células CAR-T en el ensayo, nueve mostraron beneficios. Tuvieron una mejora funcional en las discapacidades causadas por su enfermedad. Cuatro vieron reducido el volumen de sus tumores a más de la mitad. Y uno de esos cuatro participantes tuvo una respuesta completa, es decir, su tumor desapareció de las exploraciones cerebrales. Aunque es demasiado pronto para decir si está curado, está sano cuatro años después del diagnóstico.

«Se trata de una enfermedad mortal para la que hemos encontrado una terapia que puede provocar regresiones tumorales significativas y mejoras clínicas», advierte la autora principal del ensayo, la doctora Michelle Monje, profesora de la Cátedra Milan Gambhir de Neurooncología Pediátrica y profesora de Neurología en Stanford Medicine. «Aunque todavía queda mucho camino por recorrer para descubrir cómo optimizar esto para cada paciente, es muy emocionante que un paciente haya tenido una respuesta completa. Tengo la esperanza de que se haya curado».

Cómo se desarrollan las CAR-T

El equipo de investigación no estaba seguro de qué esperar de las células CAR-T, a pesar de que los estudios preclínicos en roedores habían sido prometedores. Las células CAR-T, o células T con receptores de antígenos quiméricos, se crean extrayendo algunas de las propias células T de un paciente y modificándolas para que se unan a un objetivo molecular específico. Las células se devuelven al cuerpo del paciente, donde desencadenan una respuesta inmunitaria contra las células cancerosas que tienen el objetivo molecular.

En el nuevo estudio, «una de las mayores sorpresas fue el gran beneficio clínico que vimos», destaca la autora principal del estudio, la doctora Crystal Mackall, profesora de la Facultad de Medicina Ernest y Amelia Gallo y profesora de pediatría y medicina. A medida que los tumores progresan, causan una discapacidad profunda. Los pacientes pueden perder la capacidad de caminar, sonreír, tragar, oír y hablar. Pueden experimentar dolor neuropático como resultado del daño a la médula espinal, a menudo un dolor intenso, punzante o ardiente, así como parálisis, pérdida de sensibilidad e incontinencia.

Antes del ensayo, los investigadores no estaban seguros de si la reducción de los tumores podría solucionar los terribles síntomas, señala Mackall. Pero después, «pudimos ver pruebas claras de reversibilidad».

El tipo de terapia con células CAR-T que se utilizó en el ensayo se desarrolló en Stanford Medicine. Gracias a la misma, los investigadores habían demostrado que las células CAR-T dirigidas a GD2 erradicaron los tumores DIPG en modelos animales.

Dosis de quimioterapia

Antes de recibir las células CAR-T, los participantes recibieron quimioterapia para evitar que sus sistemas inmunológicos atacaran las células modificadas. Recibieron la primera dosis de células CAR-T por vía intravenosa y los investigadores los monitorearon para detectar efectos secundarios inmunológicos y neurológicos.

Después de la administración intravenosa de células, todos los participantes sufrieron algún grado de síndrome de liberación de citocinas, también conocido como «tormenta de citocinas», con síntomas como fiebre y presión arterial baja, así como efectos secundarios neurológicos temporales debido a la inflamación dentro del tumor. El equipo probó dos dosis de células CAR-T y determinó que la dosis más baja era más segura porque provocaba efectos secundarios de tormenta de citocinas menos graves.

De los 11 participantes que recibieron células CAR-T, nueve experimentaron beneficios: una reducción del volumen del tumor, una mejora de la función en un examen neurológico o ambas cosas. Estos nueve participantes recibieron dosis adicionales de células CAR-T infundidas en el líquido cefalorraquídeo de sus cerebros.

La infusión de células directamente en el líquido cefalorraquídeo provocó menos efectos secundarios. Los participantes continuaron recibiendo infusiones de células en el cerebro cada uno o tres meses mientras les resultara beneficioso. En general, los participantes experimentaron menos inflamación con infusiones de células posteriores. Los investigadores dijeron que en las siguientes ramas del ensayo, probarán la infusión de células en el líquido cefalorraquídeo desde el principio.

La mayoría de los nueve participantes que se beneficiaron de las células CAR-T experimentaron una mejoría de los síntomas neurológicos y una reducción del tamaño del tumor. Sin embargo, dos de ellos experimentaron una reducción de los síntomas sin cambios en el volumen total del tumor. A medida que sus tumores se redujeron, varios participantes recuperaron capacidades que habían perdido, como caminar, o experimentaron una reversión de síntomas como incontinencia, parálisis o dolor neuropático.

Los investigadores analizaron la reducción máxima del tamaño de los tumores de todos los participantes y descubrieron que las respuestas se ajustaban a una distribución normal o curva de campana, lo que sugiere que la excelente respuesta del paciente superviviente no es una casualidad y que los futuros pacientes pueden experimentar beneficios similares.