OkSalud

¿Por qué pica la piel?

En contra de lo que pensamos, el picor cutáneo en mucho más frecuente de lo que pensamos y mucho menos relacionado con la piel de lo que creemos. Realmente la definición de picor o prurito seria el de «la sensación que conduce al deseo de rascarse», pero en la propia definición no incluimos la necesidad de que exista una afección cutánea sino que aceptamos que se trata de una simple sensación (simple, pero que se puede traducir en una autentica desesperación para los pacientes, condicionando su calidad de vida).

De ahí que sea tan importante para identificar no solo su causa, sino su posible solución, identificar la localización del picor, su duración, su temporalidad (preferencia en momentos del día), la existencia de agravantes (ejercicio, sudor…) y la existencia o no de lesiones cutáneas asociadas, distintas a las causadas por el rascado (el paciente puede presentar lesiones en la piel que no sean el origen del picor, sino su consecuencia con excoriaciones y heridas).

Hay enfermedades cutáneas que causan picor, en realidad casi cualquier lesión cutánea puede provocarlo (un eccema, una reacción alérgica local, una picadura, incluso un cáncer de piel como un carcinoma basocelular), pero existen enfermedades dermatológicas especialmente relacionadas con el prurito. Patologías como la dermatitis atópica, donde el prurito es uno de los criterios diagnósticos fundamentales, mas allá incluso de las lesiones, o la psoriasis donde las placas cutáneas asocian picor, enfermedades parasitarias como la sarna… en todas ellas tenemos lesiones claras en la piel, que nos definen la enfermedad y ayudan al diagnostico y en las que el prurito puede estar asociado o no a las lesiones, pero en cualquier caso el picor esta justificado por la enfermedad.

Ahora bien, ¿y si no tenemos lesiones cutáneas? ¿Por qué tenemos la sensación de picor? En este caso, si el picor esta localizado lo más frecuente es que hablemos de un prurito neuropático (recordemos que hemos definido el prurito como una sensación y por lo tanto su transmisión es neurológica). Este seria el caso de la neuralgia postzoster (que sigue el trayecto del nervio a través del cual se produce la reactivación del virus) o del prurito de una dorsalgia neuropática (interescapular por pinzamientos de nervios espinales) o del prurito braquioradial en brazos (especialmente frecuente mujer tras exposición solar).

En caso de que el prurito siga sin asociar manifestaciones cutáneas pero este generalizado hemos de realizar todos los estudios analíticos necesarios para descartar enfermedades sistémicas responsables. Dentro de estas podemos hablar de enfermedad renal crónica (con la elevación de niveles plasmáticos de sustancias que provocan picor cutáneo), colestasis (con elevación de bilirrubina u otras sustancias que provocan picor en el seno de enfermedades biliares o hepáticas), enfermedades hematológicas como leucemias o linfomas (donde constituye uno de los factores de la triada diagnostica de algunas variedades de linfoma como el hodgkin), enfermedades endocrinas (hipotiroidismo, hipertiroidismo, diabetes mellitus…), en algunos tumores sólidos malignos (cáncer de pulmón…), en enfermedades infecciosas como HIV, durante el tratamiento con ciertos fármacos de uso crónico.

La lista es interminable

Dentro de este ámbito no hemos de dejar pasar una variedad especial de prurito, que se define como el «prurito del anciano» al considerarse que aparece en mas de un 50% de las personas de mas de 70 años. En este caso se suman multiples factores, desde piel seca, cambios en las fibras nerviosas distales o perdida de inhibición en el SNC del prurito, menor sudoración y producion de grasa cutánea por atrofia de anejos, menor tasa de reparación de la barrera cutánea, y a todo ello añadir que en personas de mas edad es mas habitual que exista un elemento coadyuvante de enfermedades crónicas asociadas, e ingesta de multiples fármacos (que en uno y otro caso pueden favorecer el picor).

Una vez descartada cualquier patología orgánica responsable nos queda nuevamente recordar que se trata de una «sensación» y, por lo tanto, habremos de valorar posibles trastornos neurológicos, como trastornos obsesivo compulsivos, psicosis que cursan con delirio parasitario, depresión, ansiedad, trastornos dismórficos.

De ahí la importancia de consultar a nuestro dermatólogo, porque un simple síntoma como el picor requiere un estudio profundo y en cualquier caso medidas terapéuticas que ayuden al paciente sea cual sea el origen del problema se restaure una normalidad vital sin el condicionamiento de un síntoma como éste.

Dra. Elisa Pinto

Jefe de Dermatología Hospital Ruber Juan Bravo 39, Madrid