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Comunicación

¿En qué consiste la comunicación agresiva?

La comunicación es la base de la sociabilidad y de la relación entre personas. En este sentido, ¿sabes en qué consiste la comunicación agresiva? Aquí te contamos más sobre ella.

Todos podemos emplear la comunicación agresiva en ciertos contextos, principalmente cuando intentamos exigir nuestros derechos, satisfacer necesidades o expresar sentimientos. El principal “problema” es que, al utilizarla, nos volvemos incapaces de tener en consideración los sentimientos, necesidades y derechos de los demás, sobre todo de nuestro(s) interlocutor(es) directos. A continuación, te proponemos entender en qué consiste la comunicación agresiva y cómo podemos encontrar formas más positivas para expresarnos. ¡Sigue leyendo!

¿Qué es la comunicación agresiva y cómo reconocerla? 

La comunicación agresiva es una de las muchas formas de expresar la violencia, a través del lenguaje verbal o no verbal (paraverbal). Su empleo no lleva en consideración el interlocutor, cuyas características, necesidades y emociones resultan irrelevantes.

Se caracteriza por palabras, maneras de hablar, gestos y expresiones corporales combativas, poco amables y generalmente exaltadas. De esta manera, se sitúa en el extremo opuesto de la comunicación pasiva y se distancia del discurso asertivo.

Por lo tanto, el uso de la comunicación agresiva implica en insultar, disminuir o incluso humillar a los demás. No hay empatía, escucha o búsqueda por un intercambio de opiniones; se centra únicamente en quién habla.

Ejemplos del día a día

Algunos ejemplos frecuentes de un lenguaje verbal o paraverbal agresivo son:

¿Cuándo solemos utilizar la comunicación agresiva?

La comunicación agresiva aparece, principalmente, cuando una persona intenta “hacer valer” sus derechos, necesidades, deseos o sentimientos por sobre los demás. A pesar de su nombre, estas formas de expresión verbales y no verbales no se emplean realmente para comunicar algo.

La intención y finalidad de quien usa un lenguaje agresivo no es transmitir un mensaje a su(s) interlocutores. Si así fuera, debería tener en cuenta a este otro, ya que la interacción es un pilar de la comunicación (intercambio bidireccional).

Quien usa la comunicación agresiva se basa únicamente con lo que quiere decir y no busca una retroalimentación con el interlocutor (intercambio unidireccional). Tiene que ver con satisfacer exclusivamente sus propias necesidades, y no con interactuar o enriquecerse mutuamente a través de un dialogo.

¿Por qué recurrimos a formas agresivas de comunicarnos?

Eventualmente, porque nos encontramos en un contexto extremo, donde nos sentimos sobrecargados o acorralados por emociones negativas, como el miedo o el estrés. En estas circunstancias, la comunicación agresiva puede aparecer como una vía negativa para “desahogarse”. O sea, expresar cómo uno se siente en relación a algo o alguien y aliviar la tensión que estos sentimientos le producen.

Pero no siempre quien utiliza esta forma de comunicación ignora los efectos que puede tener sobre los demás. Muchas veces, estas expresiones agresivas tienen como objetivo agredir, disminuir o intimidar a la otra persona. ¿Y por qué? Generalmente, para demostrar autoridad y superioridad, intentando ejercer poder y manipular al interlocutor.