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¿Por qué me cuesta tanto madrugar?

Es sonar el despertador y ponernos de mal humor. Las sábanas se nos pegan y aguantamos unos minutos más en la cama hasta que llega un nuevo aviso de la alarma. Puede que nos arrepintamos de quedarnos despiertos hasta tarde la noche anterior, pero ahora ya no hay marcha atrás. Hay que ponerse en pie y prepararse rápido para llegar puntuales al trabajo. ¿Pero por qué nos cuesta tanto madrugar?

Con intención de colaborar con aquellas personas a las que les cuesta mucho levantarse temprano por las mañana surge un proyecto de micromecenazgo en Kickstarter. Básicamente proponen cinco claves.

Organizar la mañana la noche anterior

Madrugar no resulta nada sencillo, por eso debemos hacer algo para facilitar la tarea que tenemos por delante a primera hora de la mañana. En lugar de gastar tanta energía en realizar algunas cosas, quizás deberías ser un poco más previsor y dejarlas listas la noche anterior. Por ejemplo, dejar preparada la ropa que vamos a llevar a la oficina, tener claro el desayuno, tener hecha la bolsa del gimnasio y establecer las tareas que vamos a hacer esa mañana.

Asimilar por qué madrugamos tanto

Hay que tener claro que motivos nos llevan a levantarnos tan temprano. Uno debe preguntarse de vez en cuando qué desea cambiar en su vida y cómo le ayuda a ello madrugar; qué aspectos no tienen cabida en su vida y cómo podría incorporarlas a  su rutina matutina y de qué cosas se está privando por no levantarse a primera hora.

Acostarse temprano

Cuanto más tarde te metas en la cama, menos descansarás y más te costará madrugar. Entre siete y nueve horas al día es lo que necesita dormir un adulto de entre 26 y 64 años. En base a esas cifras y conociendo a qué hora hay que levantarse podemos hacernos una idea de los horarios para acostarse.

Tener un objetivo para levantarse

La gente que madruga por lo general lo hace porque tienen que realizar algo, ya sea acudir a trabajar, hacer ejercicio, llevar a los niños al colegio o simplemente porque quieren desayunar con calma.

Es preciso marcarse un motivo para ello. De lo contrario nos acabaríamos volviendo para la cama a dormir y al día siguiente ya no nos levantaríamos temprano.

Conseguir una motivación

Lo más complicado son los inicios. Una vez que el cuerpo se adapte al sacrificio de madrugar después de un tiempo levantándose pronto ya no habrá tantos problemas. Hay que tener una motivación para ello y si es preciso involucrar en este proceso a la gente de nuestro entorno, para que valoren nuestros esfuerzos y se puedan implicar.