Hábitos y remedios naturales contra el mal aliento
Las principales causas de la halitosis se encuentran algunos alimentos, enfermedades y hábitos
Si al cambiar tus hábitos de higiene bucodental, la halitosis no desaparece, debe consultar a un profesional
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La halitosis no sólo es incómoda para el que lo sufre y para los que están alrededor, sino que puede ser una llamadas de atención sobre el tipo de higiene que se está llevando a cabo y, en los casos menos frecuentes, la cara de una patología oculta.
«En ocasiones, el origen del mal aliento pueden ser pequeñas piedras que se forman en las amígdalas y se cubren de bacterias, lo que produce olor. También las infecciones o la inflamación crónica en la nariz, los senos paranasales o la garganta, que contribuyen al goteo nasal posterior, pueden provocar mal aliento», apuntan desde la Clínica Mayo.
Las principales causas de la halitosis se encuentran en algunos alimentos, enfermedades y hábitos. En muchos casos, se puede mejorar el mal aliento con la higiene dental adecuada y constante. Aunque los expertos de la Clínica Mayo alertan de que «si las técnicas simples de cuidado personal no resuelven el problema, se debe consultar con el dentista o médico para asegurarse de que una enfermedad más grave no sea la causa del mal aliento».
Para acabar con este incómodo síntoma, existen varios consejos que se pueden incorporar en los hábitos diarios.
1. Hidrátate. Beber suficiente agua es uno de los pasos más sencillos que puedes tomar para reducir el mal aliento. De hecho, desde la Clínica Mayo apuntan que la saliva ayuda con la limpieza de la boca porque elimina las partículas que causan mal olor. «Hay una enfermedad llamada ‘boca seca’ o xerostomía que contribuye al mal aliento, puesto que con ella disminuye la producción de saliva. La boca seca ocurre naturalmente durante el sueño y a ella se debe el mal aliento de la mañana, que empeora si se duerme con la boca abierta. Si la boca seca es crónica, puede que la causen algún problema en las glándulas salivales y algunas enfermedades», destacan.
2. Lávate los dientes y usa el hilo dental. Cuando no llevamos una higiene bucodental adecuada, se forma sobre los dientes una película incolora y pegajosa formada por bacterias (placa). Además del mal olor, di no se la cepilla, esta placa podría llevar a irritar las encías y se crearían bolsas de placa entre los dientes y las encías, lo que se conoce como periodontitis.
3. Limpia tu lengua. Otro de los pasos que no se deben olvidar es el de la limpieza de la lengua, ya que es el lugar en el que más bacterias se quedan. Existen instrumentos que se pueden utilizar específicamente para este fin, como los limpiadores o raspadores linguales.
4. Come cosas sanas. Comer ciertos alimentos, como cebollas, ajo y especias, también puede causar mal aliento. «Después de digerirlos, los alimentos ingresan en el torrente sanguíneo, son transportados a los pulmones y afectan el aliento», apuntan desde la Clínica Mayor.
5. Usa un enjuague bucal. Desde el Centre Mompó, centro acreditado por la Asociación Nacional de Profesionales y Autónomos de las Terapias Naturales (Cofenat), recomiendan que los enjuagues bucales que se utilicen sean antisépticos. Además, ofrecen una alternativa para hacer un enjuague bucal casero: «En medio litro de agua, agrega dos cucharadas de salvia roja, pon a hervir esta mezcla, quita del fuego y deja que repose durante 20 minutos, luego cuélalo y enjuaga tu boca con esto cada vez que te cepilles», aconsejan.
6. Uso de remedios tradicionales. Existen otros remedios naturales que nos pueden servir para acabar con el problema de la halitosis. Desde Centre Mompó nos dan algunos ejemplos:
– Perejil. Hervir dos tazas de agua y agregar varias ramas de perejil y dos clavitos de olor totalmente enteros. Revolver todo bien, colar y usar como enjuague bucal dos veces al día.
– Bicarbonato de sodio. En media taza de agua, agrega una cucharada de bicarbonato y realiza un enjuague bucal todas las mañanas al levantarte y por las noches antes de acostarte.
– Zanahoria, pepino y espinaca. Pica 250 gramos de zanahoria y colócalos en una licuadora, agrega 150 gramos de pepino y 150 gramos de espinacas; una vez licuado todo esto, refrigera y bebe medio vaso después de cada comida.
– Melocotón, mango, pomelo y hierbabuena. Puedes hacer un zumo con un durazno, medio pomelo, dos ramitas de hierbabuena y ¼ de mango, en media taza de agua. Bebe esto todos los días al mediodía.
– Frambuesa. Prepara un zumo de frambuesa (1/4 de taza). Hierve este zumo durante unos minutos, añade media taza de agua, ¼ de infusión de tomillo y dos gotas de aceite de menta piperita. Haz gárgaras con esto y enjuágate después de cada comida.
– Semillas de alholva o fenogreco. Hierve una taza de agua, agrega dos cucharadas de semillas de alholva y deja al fuego durante cinco minutos. Retira del fuego, tapa y deja que se enfríe. Bebe una taza después de cada comida.
– Orégano y tomillo. En una taza de agua, vierte una cucharadita de tomillo y una de orégano y ponlo a hervir durante 5 minutos. Haz enjuagues con esto cada dos horas (debe estar caliente).
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