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Éste es el reto para mejorar la salud cerebral a través de la microbiota intestinal

El eje intestino-cerebro conecta cuerpo y mente, haciendo que los problemas en el intestino afecten al cerebro y viceversa

El número de personas que experimenta problemas físicos como consecuencia de una mala salud mental ha aumentado un 28%

  • Diego Buenosvinos
  • Especialista en periodismo de Salud en OKDIARIO; responsable de Comunicación y Prensa en el Colegio de Enfermería de León. Antes, redactor jefe en la Crónica el Mundo de León y colaborador en Onda Cero. Distinguido con la medalla de oro de la Diputación de León por la información y dedicación a la provincia y autor de libros como 'El arte de cuidar'.

El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO) ha despertado un considerable interés entre la población en los últimos años debido a su influencia en la salud digestiva y el bienestar general. Además de los aspectos físicos, diversas investigaciones han comenzado a revelar cómo condiciones como el SIBO y otros desequilibrios en la microbiota intestinal pueden tener un impacto significativo en la salud mental.

La evidencia sobre la existencia de una conexión entre el cerebro y el intestino es cada vez mayor. Hoy en día se sabe que estos dos órganos están conectados por una compleja red de sistemas bidireccionales conocida como el eje intestino-cerebro. Esta red permite que ambos órganos se comuniquen e influyan el uno en el otro, provocando que problemas en el intestino afecten al cerebro y viceversa. Tal y como señala el estudio Cigna 360-Vitality, a nivel mundial, el número de personas que experimenta problemas físicos como consecuencia de una mala salud mental ha aumentado en un 28%, especialmente en mujeres y población entre 25 y 44 años. Este vínculo entre mente y cuerpo ha revelado que los desequilibrios en la microbiota intestinal pueden tener consecuencias significativas en la salud mental y física, subrayando la importancia de mantener un intestino saludable para asegurar un bienestar mental óptimo.

En España, según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN), se estima que el SIBO afecta aproximadamente al 15% de la población, especialmente a mujeres de entre 30 y 50 años. Este es un síndrome gastrointestinal que provoca un crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado, la parte principal del sistema digestivo responsable de absorber los nutrientes de los alimentos. Las molestias más frecuentes del SIBO son la distensión abdominal, hinchazón abdominal(o percepción de pesadez), sensación de digestiones pesadas, aumento de gases, acidez, diarrea y estreñimiento. Sin embargo, otras enfermedades como el síndrome del intestino irritable o la dispepsia también presentan una sintomatología muy parecida, lo que está provocando que muchas personas hagan un autodiagnóstico erróneo de SIBO.

Si bien el tratamiento médico del SIBO incluye el uso de antibióticos, cambios en la dieta y suplementación alimentaria adecuada, el aspecto psicológico del tratamiento también es crucial. «Muchas veces los pacientes con SIBO pueden experimentar síntomas de ansiedad y depresión, tanto por la persistencia de su sintomatología como por el efecto del SIBO en la química cerebral. Adicionalmente, el estrés y la ansiedad pueden exacerbar los síntomas del SIBO convirtiendo la situación en un círculo vicioso difícil de cortar. Por este motivo, el médico debe hacer un esfuerzo por explicarle al paciente en qué consiste su patología y manejar sus expectativas de mejora, ya que el tratamiento contempla intervenciones a medio y largo plazo».

Es frecuente que el paciente note una mejoría importante tras la primera fase del tratamiento; sin embargo, para que los síntomas no se repitan, debe haber un cambio importante en la alimentación y se debe ser adherente al tratamiento pautado. «Al final, el estilo de vida del paciente será parte esencial del tratamiento. Esto incluye ser conscientes de su dieta, incorporar una rutina de ejercicios regular para mejorar la motilidad intestinal y reducir el estrés, así como asegurarse de que se mantengan buenos hábitos de sueño», explica la Dra. Daniela Silva, E-Health Manager de Cigna Healthcare.

Por este motivo, los expertos han querido poner el foco en la importancia de mantener una microbiota sana para contar con una buena salud física y mental a través de los siguientes aspectos: