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Reacciones adversas a medicamentos

Las diferencias biológicas entre hombres y mujeres influyen en la respuesta a los medicamentos

El Consejo General de Colegios de Farmacéuticos publicó el pasado mes de marzo, un análisis exhaustivo sobre las disparidades de género en cuanto al riesgo de sufrir reacciones adversas a medicamentos. El propósito es educar y sensibilizar tanto a los profesionales de la salud como a la sociedad en general sobre las variaciones basadas en el sexo y el género en el ámbito de la salud a la hora de prescribir medicamentos. OKSALUD consultó con la experta del Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, Raquel Varas, las consecuencias de este comportamiento erróneo a la hora de recetar las dosis.

El sexo es un modificador importante de la fisiología y la enfermedad a través de regulaciones genéticas, epigenéticas y hormonales, tal y como explica Raquel Varas a OKSALUD. Entre los hombres y las mujeres existen diferencias fisiológicas como puede ser la altura, el peso corporal, la distribución o el porcentaje de grasa corporal, la tasa de filtración glomerular o el ciclo menstrual que, entre muchas otras diferencias, pueden ser causa de una diferente respuesta a la farmacología. «La biología afecta a la farmacocinética y farmacodinamia de los medicamentos, lo que conlleva cambios en la biodisponibilidad, la efectividad y el resultado terapéutico de un tratamiento», declara la experta.

Esta perspectiva del estudio se basa en la evidencia de que las diferencias fisiológicas relacionadas con género y sexo afectan a los procesos de absorción, distribución, metabolismo y eliminación de medicamentos. Raquel Varas destaca: «En el proceso de metabolismo, se observa una diferente actividad enzimática, presentando una actividad intensificada en las que intervienen enzimas como CYP2A6, CYP2B6 y CP3A4 y una actividad disminuida en el caso de las enzimas CYP1A2, CYP2E1 y UGT, en las mujeres frente a los hombres».

Este análisis del Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, está elaborado a partir de una revisión exhaustiva de la literatura científica y revela que las mujeres tienen un riesgo significativamente mayor, entre 1,5 y 1,7 veces superior, de experimentar reacciones adversas a los medicamentos. Las diferencias biológicas, como el peso corporal o la distribución de la grasa, influyen en la absorción, distribución, metabolismo y excreción de los fármacos, lo que conlleva respuestas diferentes a los tratamientos e infiere directamente en las reacciones adversas de los mismos. Según Raquel Varas: «Las diferencias biológicas y fisiológicas entre hombres y mujeres pueden influir en la forma en que sus cuerpos metabolizan y responden a los medicamentos». Esta disparidad, señala la experta, puede tener implicaciones significativas en la seguridad y la eficacia de los tratamientos médicos.

A menudo, a la hora de administrar medicamentos, los tratamientos no se ajustan en función del peso corporal. De hecho, la administración de medicamentos rara vez se realiza en términos de miligramos o gramos por kilogramo de peso, por lo que, a menudo, las mujeres reciben dosis más altas de las que necesitarían, a lo que Raquel Varas declara: «Esta práctica da como resultado mayores concentraciones de fármaco de acuerdo con el volumen de distribución y el aclaramiento plasmático y una mayor exposición a los efectos adversos de los medicamentos (RAM). La mujer, de peso promedio inferior tiene un mayor porcentaje de grasa corporal que el hombre, lo que afecta al volumen de distribución de algunos medicamentos. Además, el aclaramiento renal de un fármaco inalterado es menor en las mujeres debido a sus menores tasas de filtración glomerular. Después de ajustar según el tamaño del cuerpo y la edad, la tasa de filtración glomerular para las mujeres es un 10 % inferior que en los hombres, lo que colabora a una mayor concentración y con ello a una posible toxicidad y aparición de RAM».

Farmacogenética

La farmacogenética puede ayudar a comprender mejor las diferencias de género en la respuesta a los medicamentos porque estudia la relación de los factores genéticos que influyen en la respuesta variable de los individuos a los medicamentos. «Normalmente existen variaciones genéticas en el genoma (ADN) y si la frecuencia de la variación está presente en más del 1 % de la población, se denomina polimorfismo. Conocer el genotipo del paciente es de suma importancia ya que el metabolismo de los fármacos varía en cada persona, por lo que no se debería generalizar un tratamiento para una enfermedad de manera global», explica Raquel Varas.

Además, la farmacogenética permite conocer la actividad enzimática individualizada, tipificando si es una persona es, o no, respondedora a los procesos farmacocinéticos y farmacodinámicos a los que están sometidos los fármacos en el organismo, por lo que permite adaptar las dosis, minimizar la aparición de RAM y el tipo de fármaco que podría ser más seguro y efectivo. Las reacciones adversas de ciertos medicamentos se relacionan con algunos polimorfismos en los genes que codifican las enzimas clave de su metabolización. Todo ello pone de manifiesto la importancia de personalizar la terapia farmacológica, con la finalidad de proporcionar el tratamiento y dosis óptimas, mejorando así la calidad de vida del paciente y el resultado clínico.

Reacciones más adversas en mujeres

Existen grupos específicos de medicamentos donde las diferencias de género en la respuesta son más pronunciadas. Raquel Varas señala los siguientes:

Hormonas

Algunas medidas que se podrían adoptar para paliar estos efectos, entre otras, serían: prescribir y administrar los medicamentos en miligramos o gramos por kilogramos de peso; llevar a cabo estudios farmacogenéticos para ajustar los fármacos a la actividad del organismo individual e incrementar la participación de las mujeres en los ensayos clínicos con medicamentos, ya que las conclusiones obtenidas en los que únicamente incluyen varones no pueden trasladarse a las mujeres, por las diferencias de género y sexo.

En general, esta falta de participación en los ensayos clínicos de las mujeres se debe a dos factores. El primero es la mayor protección de la mujer en edad fértil, para evitar situaciones de toxicidad grave y el segundo, la fluctuación de los niveles de hormonas femeninas que puede alterar la lectura de los resultados. «Además, también se requeriría realizar ensayos en cada fase del ciclo hormonal femenino por si se producen variaciones. Tanto este punto como el incremento del tamaño muestral en cada ensayo, podría suponer el incremento de los costes de la investigación y desde el punto de vista práctico, no siempre parece ser posible», explica la experta.

Las hormonas son sustancias químicas sintetizadas en glándulas de secreción interna y ejercen algún tipo de efecto fisiológico sobre otras células hasta las que llega por vía sanguínea. Actúan como mensajeros químicos y sólo ejercerán su acción sobre aquellas células que posean en sus membranas los receptores específicos (células diana). «La principal razón de las diferencias en función de género y sexo son los cambios y alteraciones de las hormonas sexuales (testosterona, progesterona y estrógenos) en los que tanto los fármacos como diferentes patologías pueden verse afectadas por las transiciones del ciclo de la vida, como la pubertad, en mujeres y hombres, y el ciclo menstrual, el embarazo y la menopausia en las mujeres. Las hormonas sexuales femeninas tienen un gran impacto a lo largo de la vida y se asocian con un mal control de algunas patologías como, por ejemplo, el asma. Los estrógenos y la progesterona modulan directamente las vías inmunes involucradas en la patogénesis del asma, mientras que la testosterona podría ser protectora contra los procesos inflamatorios que causan asma, aunque los mecanismos involucrados no se conocen completamente. Otras razones que contribuyen al mayor riesgo de reacciones adversas en las mujeres incluyen diferencias de género en la actividad de ciertas enzimas y en la tasa de filtración glomerula», concluye Raquel Varas.