Cómo los hábitos saludables pueden ser determinantes en el control de la diabetes

Cómo los hábitos saludables pueden ser determinantes en el control de la diabetes
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La diabetes es una enfermedad crónica que avanza en silencio y que, en muchos casos, se detecta por casualidad. Según los especialistas del Hospital Quirónslaud Sagrado Corazón, mantener niveles elevados de glucosa en sangre durante largos periodos supone un riesgo real para la salud: puede afectar a los vasos sanguíneos y dañar órganos como los ojos, el riñón o el corazón.

“El problema es que esa toxicidad pasa desapercibida durante años”, explica el doctor Alberto Aliaga, del Servicio de Endocrinología y Nutrición. “Si no conseguimos controlarlo, puede generar complicaciones importantes y mermar la calidad de vida del paciente”.

Una patología cada vez más frecuente

El número de personas con diabetes crece a nivel mundial. La doctora Noelia Gros advierte que “se estima que actualmente hay unos 400 millones de personas con diabetes tipo 2, y en los próximos 30 años estas cifras podrían duplicarse”. Lo más preocupante, añade, es que “hasta la mitad de los afectados no sabe que la padece cuando se le diagnostica”. 

Existen distintos tipos de diabetes. La tipo 1 aparece generalmente en la infancia o la adolescencia y se debe a la falta de producción de insulina. La tipo 2, más común, está vinculada al sobrepeso y al sedentarismo , y suele desarrollarse de forma silenciosa. “Lo habitual es que el diagnóstico llegue de forma casual, en un análisis rutinario, sin síntomas previos”, explica el doctor Aliaga. 

Alimentación y ejercicio: las claves del control

El tratamiento de la diabetes se apoya en tres pilares fundamentales: alimentación, ejercicio, cuando es necesario, medicación. “El abordaje debe ser multidisciplinar –afirma el doctor Aliaga–. No basta con controlar la glucosa, también hay que actuar sobre la hipertensión, el colesterol y, sobre todo, el exceso de peso”.

La doctora María Luisa Fonte, del Servicio de Nutrición, subraya que “la alimentación juega un papel fundamental en el tratamiento de la diabetes. No se trata de eliminar grupos de alimentos, sino de aprender a comer bien y ajustar la frecuencia de consumo”. Según la especialista, una pérdida de peso moderada, de entre el 5% y el 10%, puede tener un efecto muy positivo sobre el control glucémico.

La doctora Gros coincide en que la alimentación y la actividad física son esenciales: “No se trata sólo de hacer dieta, sino de mantener un estilo de vida saludable. Hacer ejercicio de manera regular –al menos 150 minutos semanales– mejora la glucosa, el colesterol y la condición física general”.

Avances terapéuticos y tecnología al servicio del paciente

En los últimos años, los tratamientos contra la diabetes han avanzado de forma notable. “Hoy contamos con un amplio arsenal terapéutico que permite adaptar el tratamiento a cada paciente”, explica el doctor Aliaga. Existen fármacos que ayudan a mejorar la acción de la insulina, otros que eliminan el exceso de glucosa a través de la orina o que reducen el apetito para favorecer la pérdida de peso.

La tecnología también ha supuesto una auténtica revolución. “Disponemos de sistemas de medición continua de glucosa y bombas de insulina que, en algunos casos, se comunican entre sí, formando lo que ya se conoce como el futuro páncreas artificial”, detalla la doctora Gros. Estas herramientas permiten un control más preciso y una mejor calidad de vida para las personas con diabetes.

En algunos casos, especialmente en pacientes con obesidad importante, la cirugía metabólica puede ser una opción eficaz. El doctor Salvador Morales, del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo, explica que “esta intervención puede lograr que el paciente abandone la medicación, pero requiere una evaluación rigurosa y un trabajo conjunto entre endocrinos, nutricionistas y cirujanos”.

La importancia del seguimiento y la detección precoz

La diabetes no produce dolor ni síntomas evidentes, pero sus consecuencias pueden ser graves si no se controla. Entre las complicaciones más frecuentes están la retinopatía diabética, la nefropatía o el pie diabético.

La doctora María del Carmen Gutiérrez Rizo, del Servicio de Oftalmología, alerta de que “el ojo es uno de los órganos más afectados. En fases iniciales, la retinopatía puede estabilizarse o incluso mejorar, pero sin control oftalmológico puede acabar provocando pérdida de visión”.

Por su parte, el doctor Claudio Domínguez, del Servicio de Podología, recuerda que “la diabetes afecta a la circulación y la sensibilidad de los pies. Esa falta de sensibilidad puede causar heridas o úlceras que tardan mucho en cicatrizar, por eso es fundamental revisarlos de forma periódica”.

Los especialistas recomiendan además controlar anualmente la función renal, el colesterol y la tensión arterial, ya que las personas con diabetes tienen mayor riesgo de sufrir infarto o ictus.

Vivir con diabetes: compromiso y normalidad

A pesar de ser una enfermedad crónica, vivir bien con diabetes es posible. Con educación, seguimiento médico y una implicación activa del paciente, se puede llevar una vida completamente normal.

La doctora Fonte insiste en que “la dieta no debe verse como una lista de prohibiciones. Se puede disfrutar de la comida y mantener una buena salud con una alimentación adaptada”.

Julio Peña, paciente del Hospital Quirónsalud Sagrado Corazón, es un ejemplo de ello. “Camino todos los días o cojo la bicicleta, me cuido con la comida y sigo el tratamiento. Llevo varios años con diabetes y me encuentro perfectamente”, asegura.

Su experiencia resume la clave de todo tratamiento: constancia, buenos hábitos y confianza en el equipo médico. Como concluye el doctor Aliaga, “si conseguimos controlar la epidemia de obesidad, estaremos controlando también la epidemia de diabetes tipo 2”.

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