OkSalud
Directora de la Fundación Pequeño Deseo

Cristina Cuadrado: «Somos un complemento anímico al tratamiento médico»

A pesar de los avances que la ciencia ha dado en el campo de la medicina, es evidente que todavía no hemos conseguido erradicar las enfermedades en el mundo. Aunque sea inevitable, no deja de suponer una gran carga física y emocional para aquellos que la sufren. Esto es especialmente duro en el caso de las enfermedades que afectan a los niños, que son una parte muy indefensa y vulnerable de la sociedad.

Más allá de los aspectos físicos, es crucial reconocer la importancia del apoyo emocional durante el proceso de enfermedad en la infancia. Los niños, al encontrarse en etapas cruciales de su desarrollo emocional, pueden experimentar miedos, ansiedades y estrés relacionados con la enfermedad y el tratamiento. El apoyo emocional no solo contribuye al bienestar psicológico de los niños, sino que también desempeña un papel fundamental en su recuperación y en la capacidad de enfrentar los desafíos de manera resiliente. Así, la existencia de asociaciones como la Fundación Pequeño Deseo, centradas en ofrecer apoyo anímico a los menores, son un importante pilar en la recuperación y el tratamiento. Cristina Cuadrado, OkSalud directora de esta Fundación, en entrevista a OKSALUD explica la labor que realizan desde su institución y en qué consiste su nueva iniciativa: La Vela de Doble Deseo.

PREGUNTA.- Lo primero de todo ¿Cuándo y cómo surge la idea de la Fundación Pequeño Deseo?

RESPUESTA.- El presidente y fundador, Iñaki Orive, estudió en Estados Unidos y ahí colaboró con otra organización, Make a Wish, que es ahora mundialmente conocida. Volvió enamorado del proyecto, y cuando llegó a España, ya trabajando para una distribuidora de series infantiles de éxito, decidió devolverles a los niños todo lo que les habían dado en tantos años, así que tomaron la iniciativa de crearla aquí. Intentaron colaborar con la americana, pero en aquella época había que pagar unos cánones que les suponía desembolsar el capital que tenían destinado para los primeros deseos, así que decidieron lanzar una fundación totalmente nueva. Para arrancar buscamos el apoyo y la experiencia de gente reputada en el sector que nos ayudar a dibujar un camino bien estructurado bajo unas bases médicas: los pediatras y Jesús Fermosel y Alfonso Delgado Rubio que tristemente murió hace unos años; psicólogos, como Javier Urra, por entonces defensor del Menor; y el Padre Ángel, con su larga trayectoria con Mensajeros de la Paz, no dudaron en asesorarnos. Estos dos últimos, siguen formando parte de nuestro patronato.

P.- ¿En qué consiste vuestra labor?

R.- Prestamos apoyo emocional a niños con enfermedades graves o crónicas a través del cumplimiento de su mayor deseo. Está comprobado científicamente, a partir de un estudio que realizamos hace unos años junto al Colegio de Psicólogos de Madrid y la Universidad Complutense, que ver realizado esta ilusión incide positivamente en el bienestar de los pequeños y de las personas que le rodean durante el tratamiento. Se les da una inyección de ánimo para seguir adelante, y muchas veces lo más bonito es que los padres vuelven a ver sonreír a sus hijos después de muchos meses. 

P.- ¿A cuántos niños habéis ayudado en estos años?

R.- Este 2024 cumpliremos 24 años y ya hemos cumplido los deseos de más de 6.700 pequeños, de entre 5 y 18 años, en toda España. 

P.- ¿Cómo funciona el proceso? ¿Quién se pone en contacto con la Fundación para empezar a mover un deseo?

R.- Colaboramos directamente con más de 35 hospitales de toda España, con los que tenemos firmados acuerdos y son ellos los que nos derivan a los pequeños. Médicos o personal de enfermería detectan cuáles son los pequeños que están bajitos de ánimo y son los que tocan el botón de ayuda, porque saben que somos un complemento anímico al tratamiento médico que ellos llevan adelante. Una vez en nuestras manos, nuestro equipo de psicólogas infantiles realiza un encuentro con los padres y si les parece bien, ya entrevistamos al niño, sin que sepa que somos nosotros, para no crear falsas expectativas y mantener el efecto sorpresa hasta el final. Una vez nos cuenta con lo que sueña ponemos la maquinaria en marcha para hacerlo realidad y crear una experiencia alrededor de ese momento que sea memorable en el tiempo y le haga vivir un día inolvidable. y siempre con la complicidad de los padres. Los deseos son tan variados como su imaginación: Desde conocer a su ídolo musical o deportivo, viajar para ver el mar por primera vez, tener una mascota a la que cuidar, volar… pero lo importante es hacer crecer el deseo, como pasó con Jaime, el niño que quería ser capitán de barco. Y lo fue: del buque insignia de la Armada Española. Fue impresionante.

P.- ¿Con qué instituciones y asociaciones colaboráis para llevar a cabo los proyectos?

R.- La Fundación Pequeño Deseo, que tienen el sello de transparencia de la Fundación Lealtad, a cuyo análisis nos sometemos cada año, se nutre únicamente de fondos de entidades privadas que deciden unirse  y apoyar nuestra proyecto -algunas están ahí desde nuestro inicios, como Nintendo, Ryanair, Fundación La Caixa… y un larguísimo etc.-, de la generosidad de los socios, -la base social es importantísima para nosotros-; de los eventos que organizamos a lo largo del año, como la Subasta de Grandes Deseos; o la venta de productos solidarios a través de nuestro e-commerce.

P.- ¿Creéis que es necesaria más implicación de la sociedad en estas acciones?

R.- Es super importante que la sociedad sea consciente de las necesidades y se implique. Nosotros hemos tenido sumamente cuidado con los pequeños durante muchos años y no hemos hecho ruido. Pero queremos que se vea nuestra labor para que cada vez se puedan unir a nuestra familia de Pequeño Deseo más socios y colaboradores. Porque a veces, cumplir un deseo puede ser la mejor medicina de un pequeño. Y tenemos muchos, pero muchos testimonios, de niños que lo vivieron, superaron su enfermedad y llevan hasta tatuado, de manera literal, ese momento; o que ha influido en su carrera profesional. El otro día uno de ellos nos decía: «La enfermedad te hace madurar más rápido y vosotros me devolvisteis la infancia». Eso es con lo que nos quedamos, y lo que queremos transmitir a la sociedad. El mensaje y nuestra misión. Por supuesto, no podemos decir que nuestra labor cura… pero si aumenta mucho las ganas de luchar que tu estado de ánimo esté más fuerte. Y los médicos ven cómo cambian de actitud los niños después de vivir esta experiencia. Además, el efecto de la emoción puede permanecer intacto hasta 9 meses después. 

P.- ¿En qué consiste el proyecto de la Vela de Doble Deseo?

R.- Es un proyecto y una idea maravillosa que ha trabajado para nosotros el publicista Jorge Martínez, con el que hemos colaborado. Se trata de la primera vela con doble mecha que existe en el mercado y que al soplarla certifica que un deseo se cumple seguro: el de un niño con una grave enfermedad que está en el hospital. Es totalmente solidaria y no solo nos ayudará a recaudar fondos, sino a formar parte de un momento tan cotidiano y familiar como es la celebración de los cumpleaños con un gesto muy sencillo como gran soplo solidario, que puede tener para la misión gran alcance si se escala. A nosotros nos enamora. 

P.- ¿Por qué el homenaje a Tamariz? ¿Qué representa para la Fundación?

R.- La Gran Escuela de Ana Tamariz ha colaborado desde los inicios con nosotros. En este caso, la idea del spot es representar ese momento tan mágico en el que al soplar la vela vas a trasladar la ilusión a un pequeño enfermo. Aprovechando el 35 aniversario de la escuela se han unido algunos magos amigos o alumnos, como Jorge Blass, Yunke, Jandro e Inés la Maga y han rendido homenaje, junto a Ana su hija, al mítico Tamariz, descubriéndonos que «la magia realmente no existe, existe la ilusión». Por eso les llaman ilusionistas. 

P.- ¿Qué mensaje quiere transmitir a la sociedad?

R.- Que un simple gesto tan cotidiano como soplar esta vela de cumpleaños en familia, puede tener un efecto tan bonito como ayudar anímicamente a un pequeño a través de cumplirle su mayor deseo. También infundir valores a las nuevas generaciones, a las que ya desde sus primeros años estaremos inculcando que hay que compartir, incluso en el día de sus cumpleaños.