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Corte de digestión: qué es y si es mito o realidad

Si tienes buena memoria, seguramente recuerdas aún los consejos de tus padres sobre no meterte en la piscina, ni en el río o en el mar, sino hasta que pasaran un par de horas del almuerzo. Como no podía ser de otro modo, los científicos se han preguntado en incontables oportunidades cuánto hay de cierto en esta recomendación, así que veamos qué es verdad sobre el corte de digestión.

Éste es el nombre con el que se conoce comúnmente al riesgo de zambullirnos en el agua mientras estamos haciendo la digestión, en las dos horas siguientes a alguna comida copiosa, y que tanto tiempo ha desvelado no sólo a nuestros tutores, y ahora a nosotros respecto de nuestros hijos, sino también a la ciencia.

Corte de digestión: mito o realidad

Ese corte de digestión puede traducirse en un descenso de la tensión arterial y bajas pulsaciones o en náuseas, retortijones, vómitos o calambres musculares, pues el flujo sanguíneo se concentra en hacer funcionar el sistema digestivo y el resto del cuerpo se queda con un aporte de sangre menor.

Aún así, tanto la Cruz Roja como otros numerosos expertos, desmienten que nadar tras haber comido pueda provocar que alguien se ahogue, pues aunque sí es verdad que podríamos sufrir alguno de estos síntomas mientras nadamos, hay profesionales que dicen que incluso podría ser beneficioso comer un bocadillo antes de nadar, ya que son carbohidratos y proteínas que suponen combustible para el cuerpo y son muchos los nadadores profesionales que comen inmediatamente antes de una competición.

La precaución que realmente deberíamos tener es con las comidas pesadas. Aunque una actividad física ligera como nadar después de una comida suele ser buena para la digestión, si hemos comido en abundancia lo correcto sería esperar un poco o incluso dormir un rato antes de empezar una nueva actividad. En este caso el exceso de alimentos a digerir por el cuerpo sí podría provocar problemas relacionados con el estómago como los vómitos.

Si estás pensando en hacer un picnic en la playa o bajar a la piscina durante la hora de la siesta, come ligero e incluye en el menú alimentos como las almendras, las nueces, la fruta o una tostada de pan integral, es decir combinación de carbohidratos y proteínas saludables.

Puede que seas alguno de los incrédulos al respecto, que basan su creencia en que ninguno de los casos de ahogamiento que registra la OMS cada año estén directamente relacionados con este peligro. Pero eso no quiere decir, para sorpresa de muchos, que no sea una buena sugerencia el esperar un poco, tal y como quedará claro en las siguientes líneas.

El problema es que no estamos hablando de un corte de digestión como tal, ya que el organismo no deja de procesar los alimentos en su interior por entrar en contacto con el agua, sino que existe un inconveniente diferente, el de los mareos, náuseas o malestar que puede provocar este comportamiento, incitado por el deseo de escapar de las altas temperatura.

En realidad, debemos referirnos al síndrome por inmersión o hidrocución, cuando el cuerpo entra en contacto con agua, sobre todo agua fría, sufriendo cambios bruscos en la presión arterial, que pueden incluso modificar la frecuencia cardíaca, generando ese malestar metabólico general. Además, en situaciones extremas, el individuo puede atravesar un episodio cardíaco -infarto-.

En resumen, no hay corte de digestión como tal, pero sigue siendo importante esperarse unas horas antes de sumergirte en el agua si acabas de consumir una buena cantidad de alimentos y estás en pleno proceso de digestión. Esperar a que la digestión concluya facilitará tu adaptación al agua, e impedirá que el organismo se desequilibre en el intento.