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Cirugía robótica y terapias dirigidas: los avances en la lucha contra el cáncer de riñón

Los avances en la investigación y el desarrollo de nuevos medicamentos mejoran el pronóstico de los pacientes que sufren este tipo de cáncer

El cáncer de riñón es uno de los tumores malignos más frecuentes. De hecho, en España, se diagnostican casi 7.000 casos nuevos cada año, sobre todo en hombres mayores de 60 años. Su pronóstico depende en gran parte de la etapa en la que se detecte el cáncer y de si se ha diseminado a otras partes del cuerpo. Sin embargo, si se detecta en un estadio temprano, y se trata adecuadamente, las tasas de supervivencia son altas, lo que hace esencial un diagnóstico precoz por parte de un especialista.

A pesar de ello, los continuos avances en la investigación y el desarrollo de nuevos tratamientos, como la terapia dirigida (medicamentos diseñados para atacar específicamente las células cancerosas del riñón), han mejorado considerablemente el pronóstico de los pacientes que sufren este tipo de cáncer.

La importancia del diagnóstico precoz

Los tumores sólidos, como es el caso del cáncer de riñón, suelen basarse su diagnóstico en pruebas de imagen, ya que los síntomas apenas son evidentes en las primeras etapas. Sin embargo, la sangre en la orina, el dolor en la parte baja de la espalda, o la pérdida de peso brusca, unido a una fatiga constante, fiebre o pérdida de apetito, pueden hacer sospechar de la aparición de este tipo de cáncer.

Tal y como explica el Dr. Antonio Alcaraz, especialista en urología del Centro Médico Teknon, «la mayor parte de este tipo de tumores se diagnostican de forma incidental mediante una ecografía, y se completa su estudio mediante un TAC abdominal». Además, añade, «el 80% de los tumores de riñón se diagnostican en fase localizada, y la curación en esta fase oscila entre el 70-95%, dependiendo de la agresividad del tumor».

Tratamientos de referencia para el cáncer de riñón

La pérdida parcial de la función renal tiene un impacto relativo a corto plazo en el paciente. Sin embargo, el impacto a medio plazo de una mala función renal lleva a un desarrollo de problemas cardiovasculares y un acortamiento de la supervivencia. La pérdida total de la función renal, obliga al paciente a someterse a diálisis con el importante impacto en la calidad de vida y riesgos vitales que conlleva tanto a corto como a largo plazo, por lo que el trasplante es la mejor solución a esta situación.

El tratamiento estándar para tratar el cáncer de riñón es la cirugía. Si la lesión es grande puede ser necesaria la extirpación del órgano al completo, sin embargo, si está localizada y es pequeña se puede optar por extirpar el tumor mediante cirugía laparoscópica, o incluso robótica, ambas mínimamente invasivas.

«La llegada de la cirugía robótica ha aportado mayor precisión a la técnica laparoscópica, ya que permite realizar extirpaciones más complejas y expandir los límites de la nefrectomía parcial en la cual conservamos el órgano, extrayendo únicamente el tumor», aclara el especialista.

Sin embargo, para tratar la enfermedad diseminada, cuando existe metástasis, el tratamiento se suele basar en las llamadas terapias sistémicas, entre las que podemos encontrar las terapias dirigidas (medicamentos diseñados para atacar específicamente las células cancerosas del riñón, bloqueando las señales que permiten su crecimiento y multiplicación) y las inmunoterapias sistémicas. Dos tratamientos que, combinados, han conseguido retrasar la evolución de los tumores y triplicar la supervivencia de la enfermedad metastásica. Un cambio cualitativo, asegura el especialista, «en el manejo del cáncer metastásico».

El cáncer de riñón en la mujer

«Mientras que el seguimiento de los varones en la consulta urológica está garantizado, las mujeres sólo suelen ser derivadas al urólogo ante síntomas específicos como el dolor lumbar y, sobre todo, la presencia de sangre en orina, que suele asociarse erróneamente a infecciones», advierte el Dr. Alcaraz.

«La edad de diagnóstico, tanto en hombres como en mujeres, es muy similar; lo que sí es cierto es que mientras que el urólogo diagnostica muchos casos en hombres, el diagnóstico en la mujer suele provenir del médico de cabecera”, añade el especialista, recordando que “aunque carecen de próstata, las mujeres también tienen riñones, uréteres y vejiga, por lo que es importante mantener revisiones urológicas frecuentes».