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Las bacterias del intestino influyen en la salud mental

La flora intestinal, microbioma o microbiota intestinal, es el conjunto de microorganismos que viven en el tracto gastrointestinal. Cada vez hay más evidencia de su importancia para mantener buena salud en diferentes aspectos. Entre los más recientes está su vinculación con la depresión, una relación que han explicado en un nuevo trabajo investigadores de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, Estados Unidos). El equipo de investigación ha contribuido a aumentar las evidencias científicas de que la microbiota afecta al funcionamiento del cerebro, en este caso, en lo tocante a los síntomas de depresión.

En su trabajo con modelos animales (ratones de laboratorio) y humanos, han identificado unas células del sistema inmunológico que en su actividad en el microbioma acaban afectando a funciones cerebrales estrechamente relacionadas con la depresión causada por estrés. La idea es que si se puede controlar la actividad de esas células, se encontrarían nuevas formas de tratar esa enfermedad.

Atsushi Kamiya, catedrático de psiquiatría y ciencias del comportamiento en dicha universidad, ha explicado que los resultados de su trabajo ponen de manifiesto «el papel previamente desconocido de las células T gamma delta como modificadoras de la respuesta al estrés psicológico, y la importancia de un receptor denominado dectina-1, que está en la superficie de las células inmunológicas, como diana terapéutica potencial para el tratamiento de las conductas inducidas por estrés».

Un mecanismo «visceral»

La dectina-1 se une a ciertas proteínas y hace que las células inmunológicas se activen de una forma específica. El receptor, según los autores de la investigación, podría estar involucrado en alteraciones del microbioma y las respuestas inflamatorias en ratones, lo cual sugiere que a su vez tiene que ver con las respuestas al estrés de las células T gamma delta en el sistema inmunológico.

A partir de estudios anteriores que relacionaban las respuestas inflamatorias en el intestino y la depresión, Kamiya y sus colaboradores diseñaron experimentos para entender conductas inducidas por estrés causadas por un desequilibrio en la microbiota intestinal.

Examinaron los efectos de estrés crónico social (CSDS, por su siglas en inglés) en la microbiota de ratones. El CSDS es una variable común en investigación en modelos animales. A partir de ella, pudieron distinguir entre ratones susceptibles al estrés y ejemplares que llamaron «resilientes» (que no sucumbían al estrés). En sus análisis comprobaron que la microbiota de los ratones resilientes era más diversa y en ella era mayor la población de bacterias probióticas beneficiosas (L. johnsonii).

«Vimos que el estrés incrementaba la presencia de células T, que a su vez estaba relacionado con una tendencia a evitar el contacto social. No obstante, cuando a los ratones estresados se les administraba la bacteria L. johnsonii, decrecía su aislamiento y las células T recuperaban niveles normales. Esto sugiere que la conducta que tiende a aislar al individuo puede ser el resultado de desequilibrios en las bacterias y las células inmunológicas», ha declarado Xiaolei Zhu, otro de los autores.

También examinaron la microbiota de pacientes con depresión mayor y la compararon con la de sujetos sanos. La abundancia de lactobacilos (bacterias beneficiosas) reducía el riesgo de depresión y ansiedad.