3 aspectos clave en la prevención de la arteriosclerosis
¿Cuáles son los principales consejos para prevenir la arteriosclerosis? Aquí te proponemos algunos buenos hábitos, toma nota.
La arteriosclerosis es un tipo específico de esta patología que ocurre debido al cúmulo de grasas y colesterol dentro y sobre las paredes de las arterias. Esta acumulación promueve la formación de placas de lípidos que conllevan al engrosamiento y endurecimiento de estos vasos sanguíneos. En consecuencia, el flujo de sangre que carga oxigeno y nutrientes hacia todos los órganos y tejidos del cuerpo se ve perjudicado. En la actualidad, se reconocen algunos aspectos clave para la prevención de la arteriosclerosis, de los que hablamos en más detalles a continuación. ¡Sigue leyendo!
Las claves para la prevención de la arteriosclerosis
Los cambios de hábitos son, sin dudas, el gran “secreto” para prevenir la arteriosclerosis y una amplia gama de enfermedades. Aunque el natural proceso de envejecimiento suponga la perdida de elasticidad en las arterias, la alimentación y el estilo de vida que elegimos marcan una gran diferencia.
Para que tengas una idea, los principales factores que favorecen el endurecimiento de las arterias son:
- Hipertensión arterial.
- Niveles no saludables de colesterol en sangre (fundamentalmente, un LDL alto y un HDL bajo).
- Obesidad.
- Diabetes.
- Elevada resistencia a la insulina: ocurre cuando las células del hígado, de los músculos y las grasas no responden bien a la hormona insulina producida por el páncreas. Ello perjudica la capacidad de absorción de la glucosa en sangre y puede conllevar a la diabetes.
- Tabaquismo (y otros consumos de tabaco).
- Sedentarismo.
- Consumo excesivo de alcohol.
- Antecedentes familiares de enfermedades del corazón tempranas.
¿Cómo prevenir los factores de riesgo de la arteriosclerosis?
Claro está, entonces, que gran parte de los factores de riesgo de la arteriosclerosis puede ser controlado si tomamos decisiones más conscientes en nuestro cotidiano. Lógicamente, no podemos detener el trascurso de los años ni cambiar nuestra herencia genética. Pero, sí podemos tomar estas tres medidas fundamentales para la prevención de la arteriosclerosis:
Mantener una nutrición completa y equilibrada
Los alimentos son un pilar para el sustento de la vida. Jamás podríamos haber sobrevivido y evolucionado como especie sin una alimentación adecuada. Pero, lamentablemente, en las últimas décadas, la calidad de la nutrición humana viene decayendo notoriamente.
El consumo excesivo de productos ultraprocesados y alimentos ricos en sodio, azucares, grasas saturadas y grasas trans, favorecen el aumento del colesterol LDL, la glucemia y la presión arterial. Además de poder llevarnos al sobrepeso.
Así mismo, es un error creer que las grasas deben ser eliminadas de la dieta para prevenir la arteriosclerosis. Las grasas son uno de los macronutrientes esenciales para el buen funcionamiento de todo nuestro cuerpo.
La clave está es saber elegir las fuentes de este nutriente y dar prioridad siempre a los alimentos naturales. Las carnes, los pescados, semillas como la chía y el lino, los frutos secos, el aceite de oliva, el coco y el aguacate, son algunos ejemplos de fuentes de grasas saludables.
Practicar actividad física regularmente
Las actividades físicas, cuando son practicadas con regularidad, reducen el riesgo de numerosas enfermedades no transmisibles. Entre ellas, se encuentra la arteriosclerosis, la hipertensión, la obesidad, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y algunos tipos de cáncer (mama y colon, principalmente).
Para los adultos, se recomienda la práctica de al menos 150 minutos semanales de actividades físicas de intensidad moderada a la semana, o bien 75 minutos de ejercicios intensos. Ya para los niños de 5 a 17 años, la recomendación mundial es de un mínimo de 60 minutos diarios en actividad física moderada a intensa.
Dejar de fumar o consumir tabaco
Hay evidencias de sobra de que el tabaquismo puede provocar lesiones y el estrechamiento de las arterias. Además de favorecer el incremento de la presión arterial y de los niveles de colesterol LDL, fumar también perjudica la capacidad cardiopulmonar, perjudicando el flujo de sangre y la oxigenación de los órganos y tejidos.
Por otro lado, cabe recordar que el tabaco en todas sus formas o derivados es igualmente dañino. Derivados como el narguile, los puritos, el rapé, los productos de tabaco sin humo e incluso las gomas de mascar resultan extremadamente adictivos y contienen toxinas cancerígenas.
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