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Desayunos OKSALUD | El reto de la lucha contra el dolor crónico en AP

El 17% de los españoles padece dolor crónico y su «repercusión en los pacientes es integral»

El 22% de los pacientes con dolor crónico pierden su empleo en algún momento

Los equipos multidisciplinares coordinan a expertos de diferentes disciplinas para tratar el dolor de forma integral

Alberto Pardo, subdirector general de calidad asistencial de la Comunidad de Madrid y coordinador de la nueva estrategia de esta comunidad para el tratamiento del dolor; Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes; Antonio Alonso, médico de familia y secretario del grupo de dolor y cuidados paliativos de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN); Pedro Ibor, vicepresidente de la Sociedad Española Multidisciplinar del Dolor (SEMDOR) y Rocío Hernández, pediatra y presidenta de la Sociedad Española de Directivos de Atención Primaria (SEDAP), han compartido en los Desayunos de OKSALUD con la colaboración de Grünenthal, los últimos datos y experiencias en el manejo del dolor crónico, que afecta al 17% de la población española.

El dolor crónico tiene un impacto económico de más de 300 billones anuales en Europa (1,5-3% del PIB); en España son 16.000 millones de euros al año (2,5% del PIB) entre costes directos e indirectos. El coste derivado directamente de su impacto en el mercado laboral es de 2.500 millones de euros. 

Alberto Pardo ha indicado que, de acuerdo con sus datos, el 45% de las personas a las que han preguntado han declarado haber sufrido algún episodio de dolor en el último mes. Antonio Alonso constata la coherencia entre las elevadas cifras de población afectada por dolor y su experiencia en la consulta: “Ayer mismo, el 25% de los pacientes que hemos atendido eran personas que experimentaban dolor”, ha apuntado. 

Por su parte, los doctores Alonso e Ibor se ha referido a las múltiples dimensiones del dolor, al que se referían como un fenómeno “biopsicosocial» por su impacto en diferentes aspectos de la vida. El Dr. Ibor ha explicado cómo, en el dolor crónico, una vez que ha desaparecido la causa inicial del dolor, este persiste afectando a la persona en sus funciones, calidad de vida, relaciones sociales, familiares y laborales. “La repercusión en la persona es integral, incluso espiritual, como se está incluyendo en algunas de las definiciones más recientes”, ha declarado.

Durante esta jornada de desayunos de OKSALUD, Rocío Hernández explicaba que ante una persona con dolor crónico, “en ocasiones nos falta sensibilidad para entender que es una enfermedad en sí, y que hay que buscar soluciones”. 

Carina Escobar ha recordado que el dolor es un elemento que va asociado a numerosas enfermedades crónicas, “ha venido para quedarse”, y ha lamentado que “estemos en una situación en la que no se presta la debida atención al paciente”. Por eso llegamos tarde al diagnóstico, que tarda dos años o más en el 45% de los pacientes que viven con esta condición. Se llega demasiado tarde al diagnóstico y al tratamiento, y eso hace que el dolor se convierta en algo crónico.

Alberto Pardo, cirujano de formación, explica que el retraso en el diagnóstico y el tratamiento se debe a múltiples factores. “Pensamos en ofrecer analgésicos cuando hay dolor, pero habría que hacerlo antes de que se presente”, ha dicho a modo de ejemplo. Considera que una formación adecuada y unos medios que contribuyan a organizar toda la asistencia relacionada con dolor son dos elementos importantes, incluyendo la coordinación de los equipos que atienden a los pacientes en los servicios de Atención Primaria y en los hospitales, teniendo claro el camino para acompañar de forma coordinada a los pacientes. Asimismo, admite la existencia de un elemento cultural que habría que contrarrestar, que tiende a concebir el dolor como algo con lo que hay que conformarse e incluso falsos mitos como el dicho “si te duele es que te estás curando”.

Profesionales diversos para un problema con muchas caras

Es crucial contar con equipos multidisciplinares en los que expertos en diferentes disciplinas se coordinan para abordar el tratamiento en todas sus dimensiones, ha destacado el Dr. Ibor, porque es de esperar que con el envejecimiento de la población la proporción de ciudadanos afectados siga aumentando. En la balanza ha puesto también los avances, como la proliferación de unidades de dolor, encuentros científicos dedicados al dolor y una formación cada vez más extendida en la materia.

Escobar recordaba al tocar este punto que el 29% de los pacientes con dolor desarrollan cuadros de ansiedad, por lo cual es importante atender a la esfera de la salud mental. Además de lo funcional, “hay pacientes que pierden la capacidad de realizar otras tareas de la vida diaria, pero además pueden experimentar un deterioro de su bienestar emocional que hay que controlar también”. 

Cuidado con “el Dr. Google”

El Dr. Ibor ha hecho además una reflexión sobre la aplicación de las nuevas tecnologías, que va avanzando y “habrá que regular”. Ha diferenciado claramente la consulta con un médico “por teléfono, como llevamos haciendo toda la vida, o videoconferencia, pero con un médico” y las aplicaciones y páginas web “que tendrán que ser avaladas por las autoridades, para la salud en general y para el dolor”. 

Carina Escobar ha indicado que en ese “plazo perdido” hasta el diagnóstico definitivo, de acuerdo con un sondeo entre pacientes, se busca información en médicos de hospital, de Atención Primaria y -en tercer lugar- en internet, lo que deja a las redes en posición de proveedores de información por delante de muchos profesionales de salud.

Así, el Dr. Alonso considera que los facultativos deben “recetar páginas y aplicaciones” para orientar a los pacientes hacia contenidos de confianza y avalados por la comunidad médica, “aunque a la velocidad que esto avanza es una dificultad añadida al trabajo del médico”, ha matizado.