Opinión

Vox, una ruptura estratégica de alto riesgo

El anuncio de Vox de romper los acuerdos con el PP en cinco gobiernos autonómicos por la decisión de los populares de aceptar el reparto de menas (menores extranjeros no acompañados) por todo el territorio nacional no es una buena noticia para todos aquellos que están convencidos de que la unidad de la derecha es nuclear para acabar con el socialcomunismo.

En una dura intervención, Abascal cargó contra Feijóo, al que acusó de «estafador», y dio por rotos todos los pactos en las autonomías donde gobernaban junto al PP. Lo primero que cabe señalar es que el argumento de que el PP se ha echado en brazos del PSOE al aceptar que varios centenares de menores extranjeros no acompañados sean repartidos por distintos territorios -salvo Cataluña, por la negativa de los separatistas- es, cuanto menos, endeble. No parece que acoger en las autonomías gobernadas por el PP -hasta ahora con el apoyo de Vox- a un grupo reducido de menas sea motivo suficiente para romper con la formación de Feijóo, opinión esta mantenida, incluso, por algunos de los dirigentes autonómicos de la formación de Abascal.

La de Vox es una decisión compleja que responde a un movimiento estratégico orientado a marcar distancias con el PP en un momento al que al partido de Abascal le ha salido un rival tan inesperado como estrafalario. No parece lógico que la irrupción de la formación del faker profesional Alvise Pérez sea capaz de provocar un movimiento tan brusco en Vox como para romper todos los pactos de gobierno con el PP. Lo único cierto es que la apuesta de Abascal es de alto riesgo y que no es fruto del consenso, sino de la dirección de un partido que ha optado por hacerle oposición al PP en lugar de compartir gobiernos. Es pronto para valorar las consecuencias de lo ocurrido, pero todo apunta a que quien más tiene que perder no es el PP, sino quien ha decidido romper.