Vox 2.0 acaba de nacer
Puntual como un señor, Iván Espinosa de los Monteros comparecía a las 12:00 para anunciar los motivos personales y familiares por los que renuncia a su acta de diputado, así como a sus cargos en la dirección del partido; manteniendo su condición de afiliado a Vox y ofreciendo su colaboración a un Santiago Abascal para el que ha tenido palabras de agradecimiento y del que ha expresado su deseo de verlo, más pronto que tarde, en La Moncloa. Espinosa no ha sido el primero en abandonar Vox. Antes de las elecciones del 23J el partido anunciaba que no irían en las listas ni Rubén Manso ni Víctor Sánchez del Real, diputados por Málaga y Badajoz respectivamente, que representaban, junto a Espinosa de los Monteros, su ala más liberal.
Estas salidas apenas tienen nada que ver con los engaños y las mentiras con los que una desquiciada Macarena Olona se negaba hace apenas un año a cumplir su compromiso con los votantes andaluces, abandonando el partido con las peores maneras. La única relación entre ambos hechos está en la cada vez mayor fuerza que ha ido adquiriendo Jorge Buxadé como vicepresidente de Acción Política. Buxadé representa la facción más estatista, calificada por algunos como social-patriota. No en vano, en 1996 formaba parte de la candidatura de Falange Española Auténtica en Barcelona y en 2019 hizo unas declaraciones en las que afirmó que «me arrepiento de haber estado en el PP, no en Falange».
Vox 2.0 nace como un nuevo partido que aparta a los liberales y promociona a los estatistas haciendo bandera de un patriotismo en lucha contra los que pretenden desintegrar el actual concepto de la nación española para intentar crear una nueva; descrita por el etarra socio de Sánchez, Otegi, como «roja, republicana, laica y rota». Es importante esta lucha, pero por muy vital que resulte no parece muy acertado alejar del partido a todos los que, compartiéndola, representaban el enfrentamiento contra otra serie de problemas económicos y morales igual de importantes a los que se enfrenta un país en manos de la extrema izquierda más radical.
La decisión de Espinosa de los Monteros tampoco puede analizarse sin mencionar el comunicado emitido por Vox hace menos de 48 horas, anunciando su disposición a apoyar desde fuera la investidura de Feijóo, sin entrar en el Gobierno. Abascal anunciaba así que estaba dispuesto a dar su apoyo gratis al PP porque «España no puede estar en manos de sus enemigos». Se justificaba esta decisión con el argumento de que se quería evitar que Vox fuera «la excusa de nadie ni el impedimento para evitar un Gobierno de quienes pretenden destruir los fundamentos de la Constitución». Pero a muchos nos está costando reconocer al partido que torció el brazo de María Guardiola en Extremadura y al que prefiere que se repitan las elecciones en Murcia, antes de permitir que Fernando López Miras gobierne en solitario. Espinosa no lo ha mencionado expresamente, pero como tampoco ha expresado su apoyo a este comunicado, parece razonable pensar que se encuentra entre los que no acabamos de comprenderlo.
Nace hoy Vox 2.0 y sus enemigos y competidores electorales lo celebran porque creen que sigue el camino marcado por Ciudadanos y UPyD y que la democracia española sólo funciona con el bipartidismo. En un acto del PP, en 2008, Rajoy pronunció aquella histórica frase en la que dijo que «si alguien se quiere ir al partido liberal o al conservador, que se vaya» y fuimos muchos los que le hicimos caso, de manera que el partido de los 11 millones de votantes se convirtió en el de los 7 u 8 de ahora. Parece cierto que nadie aprende de errores ajenos, así que habrá que ver qué caminos sigue este nuevo partido que liderará Santiago Abascal cada vez rodeado de menos gente, menos brillante y menos diversa.