Opinión

Verano artístico en París

Poco a poco nos vamos acercando a la línea sin retorno en nuestros calendarios que marca el verano profundo. Para aquellos que hayan decido fijar como destino vacacional la capital francesa, estamos de enhorabuena, puesto que durante los últimos días de julio (en el caso de las galerías) y durante todo el verano (las instituciones más museísticas) en París se ofrece una muestra cultural insuperable que garantiza una experiencia enriquecedora con una confluencia de calidad en las exposiciones poco habitual.

Si uno, tal vez, se siente nostálgico tras haber visitado la exposición sobre La Cuestión del Dibujo, de Francis Bacon en el Círculo de bellas artes, tal vez se anime con la oferta de Le Freak, con las nuevas propuestas del artista Daniel Richter, en la galería Thaddeus Ropac que además coincide con una retrospectiva completa de su trabajo anterior que actualmente está adinerando entre Dinamarca, Viena y Londres. Esta nueva y chocante serie supone una continuación de sus otras series como Hello, I love you, de 2016, presentada en la Kunsthalle de Frankfurt, que bien le valió al artista para dar un golpe a las convenciones artísticas, pues tal y como declaraba el año pasado: “Quería alejarme de cierta clase de narración, del escenario del teatro y de la sensación de que sé exactamente que estoy a punto de hacer”.

Si decidimos bajar un poco el ritmo a un arte algo más convencional no tendremos más que acercarnos a la galería Perrotin para ver la muestra del estadounidense Zach Harris en una exposición individual de título Purple Cloud. Si bien es cierto que es una exposición difícil de definir (puesto que el estilo del artista se mueve entre lo tántrico, lo onírico, lo figurativo, lo decorativo y la fuerte expresividad que regalan los colores intensos), no por ello resultará menos entretenida ni instructiva, pues ante la tensión de los formatos que utiliza el artista, una batalla entre los macros y los micro tamaños, uno no puede dejar de verse absorbido por la exposición.

En una apuesta bastante más convencional, la galería Gagosian, en estos últimos días antes de las vacaciones de agosto, nos ofrece el arte de Helen Frankenthaler, que aunque aparentemente fue olvidada por la historia más reciente, a través de la muestra tratan de recordarnos que esta artista judía actualmente está reconocida como una de las grandes figuras artísticas de todo el siglo XX, puesto que participaba activamente en los movimientos que giraban en torno a la primera generación del expresionismo abstracto americano.

Coincidiendo, al igual que Richter, con una retrospectiva completa de su trabajo en la Tate Modern londinense y ahora en el Pompidou, para después viajar hacia Nueva York y Los Ángeles, David Hockney, un nombre que últimamente no para de repetirse, se presenta también en la galería Lelong en su sede parisina. Con esta muestra se ofrece la idea de que se ha de demostrar que el arte de Hockney ha sido, para el cómputo total de la historia actual, algo tan cargado de tradición como innovador al mismo tiempo. En este caso se exhiben las últimas creaciones del artista: una serie de paisajes del parque de Yosemite dibujados mediante un iPad.

Queda claro entonces que aquellos que tengan la tremenda fortuna, dejando el acostumbrado tiempo para las visitas turísticas, gastronómicas o románticas, no pueden dejar de visitar estas cuatro galerías que nos ofrecen una confluencia de calidad, pocas veces antes vista.