Opinión
OPINIÓN

TV3: tengan la decencia de callar

  • Xavier Rius
  • Director de Rius TV en YouTube. Trabajó antes en La Vanguardia y en El Mundo. Director de e-notícies durante 23 años.

Hace unos días, en un programa de supuesto humor de TV3, le preguntaban al presentador estrella de la cadena, Toni Cruanyes, si era independentista. La respuesta del presentador del Telenoticias noche fue: «No, no, no. A nadie tiene que interesarle y tampoco puedo hablar de ideas políticas en primera persona».

El entrevistador, Joel Díaz, se sintió frustrado: «Todos sabemos que lo eres y no pasa nada». «Eso lo dices tú», se defendió Cruanyes. Vaya, soltando lastre. Ahora, en TV3, empieza a imperar el «yo no he sido», el «pasaba por ahí» e incluso el «yo ya lo decía». Mentira. No lo decía nadie. Son de los que más leña echaron al fuego.

El aludido Toni Cruanyes tiene un libro del 2020, que yo hice el esfuerzo de leerme, con el explícito título de «Uno de los nuestros». Entonces todavía gobernaban los independentistas y supongo que era una manera de asegurarse su continuidad.

En él utiliza al menos media docena de veces la expresión «presos políticos». Yo mismo se la he oído en antena. Cuando todo el mundo sabe que no eran presos políticos. La España del 2017 no era la dictadura de Franco, la de Pinochet o la de Mao.

Entre otras mentiras, asume también la «de los 800 heridos» y se queja de que «los medios catalanes fueron de los más linchados». Pero lo cierto es que no pararon de mentir desde los medios de comunicación públicos.

A lo de «presos políticos», habría que añadir lo de «exiliados» e incluso lo de «gobierno en el exilio». En una ocasión cubrieron una reunión en Waterloo del gobierno de la Generalitat y el «gobierno legítimo». Además, los últimos gobiernos en el exilio en Europa fueron los del III Reich: el noruego, el checo, el belga; que se refugiaron en Londres durante la II Guerra Mundial.

Mientras que los auténticos «exiliados» fueron los de la Segunda República, que tuvieron que huir por la frontera en pleno invierno con un zapato y una alpargata. Estos no vivían a cuerpo de rey.

Yo le pillé a Toni Cruanyes varias mentiras en pleno procés. Incluso en directo. Recuerdo una vez que dijo que los obispos catalanes apoyaban el referéndum. No era cierto. En el comunicado oficial templaban gaitas, como siempre ha hecho la Iglesia durante dos mil años, pero no salía la palabra «referéndum» por ningún lado.

Otra de las que también está reculando es Lídia Heredia, que presentó las mañanas de TV3. Tenía fama de cuota progre y, tras el procés, la enviaron de corresponsal a Estados Unidos. La típica patada para arriba, supongo. A Antoni Bassas, presentador fetiche de Pujol, también lo enviaron a la capital americana antes de echarlo.

Heredia, que presentó el programa entre el 2014 y el 2022, hizo un poco de autocrítica en una reciente entrevista en la revista del Colegio de Periodistas. «TV3 no lo hizo todo bien respecto al procés. Ni mucho menos. Hicimos cosas bien y cosas no tan bien».

Luego se justificaba: «Como es normal, porque estábamos en un momento muy delicado. Somos una televisión pública, no institucional ni gubernamental. Y los adjetivos son importantes».

«El procés tensionó muchas cosas. Mucha gente quería TV3 al servicio del procés. Incluso periodistas. Porque se juntó su trabajo con sus ideales. Separar eso no fue fácil. Y algunas cosas seguro que se mezclaron demasiado», continuaba.

«A estas alturas, negar esto es tratar a la gente de imbécil. Te lo digo de verdad. Si alguien se toma la molestia de revisar lo que hicimos en la tele durante esos años, verá claramente que en algunos casos se confundieron muchas cosas. ¿Se tiene que hacer autocrítica? Creo que sí», concluía.

¡Haberlo dicho antes, Lídia! En una entrevista con Inés Arrimadas, la entonces líder de Ciudadanos, en el 2018 le preguntó por los «ultraderechistas» que acudían a las manifestaciones constitucionalistas.

Era asumir el lenguaje indepe de que todos los que estaban contra el procés eran unos fachas. Arrimadas tuvo que responderle que, en las manifestaciones de la Diada, se acababan quemando banderas españolas y francesas. Y que no por eso ella iba a culpar a todos los manifestantes.

En los de TV3 empieza la retirada —excepto los de humor, que se han erigido como los defensores de las esencias— pero siempre he dicho que si los catalanes no llegamos a las manos durante el procés por culpa de la cadena autonómica fue un milagro.

En pleno clímax, llegaron a colgar una pancarta gigante en los estudios de Sant Joan Despí con el lema «Democracia». Imaginen una pancarta en el Pirulí o en los estudios de Telemadrid a favor de la Constitución. Habrían puesto el grito en el cielo.

Lo peor de todo es que estaban mintiendo. Porque el procés no iba de democracia, iba de independencia. Con lo cual transmitían también el mensaje subliminal de que todos los que estaban contra el procés eran unos «fachas».

Nadie, absolutamente nadie de TV3 protestó: ni el equipo directivo ni la redacción ni el comité de empresa ni el comité profesional ni los sindicatos. Por eso, ahora que tengan la decencia de callar.