Opinión

Si lo de Marlaska con De los Cobos no es prevaricar se le parece mucho

No hace falta ser muy experto en leyes para concluir que la maniobra del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska, para impedir que el coronel Diego Pérez de los Cobos ascendiera a general es un caso que raya con la prevaricación, delito que consiste en dictar una resolución arbitraria en un asunto administrativo a sabiendas de que es injusta y contraria a la ley. El Tribunal Supremo ya le ha dejado en evidencia, subrayando el cúmulo de irregularidades desplegado por el ministro para truncar su carrera militar. Pero es que los tribunales también obligaron a Marlaska a devolverle al militar el mando de la Comandancia de Madrid, del que fue destituido por la sencilla y única razón de cumplir con la obligación impuesta por el juez de no revelar una investigación judicial.

En condiciones normales, cualquiera que no fuera Marlaska habría dimitido por vergüenza, pero el ministro es reactivo a la decencia y se ha empeñado en seguir doblando la ley – y eso que es juez- para no cumplir con el mandato del Supremo. La sentencia ha causado indignación en la Guardia Civil, después de que la justicia subrayara las «arbitrariedades» y manipulación del sistema de ascensos para castigar al coronel Diego Pérez de los Cobos. El plan que tiene Marlaska para no cumplir con el Supremo consiste, como informó OKDIARIO, en ofrecerle a De los Cobos un puesto en el que no haga falta un general -evitando así su ascenso- y que tenga suficiente entidad como para no verse como una degradación en comparación con la jefatura de la comandancia de la que fue purgado. Y es que, en cuanto al ascenso a general, Marlaska tiene claro que hará todo lo que esté en sus manos para impedirlo, en lo que representa un desafío en toda regla al Tribunal Supremo. En conclusión, que la derrota en los tribunales ha elevado los niveles de inquina del ministro. El odio se le ha multiplicado tras el varapalo judicial