Sánchez: triple varapalo constitucional
Entre la Cumbre Bilateral Hispano Lusa en Trujillo, la Cumbre del G-20 en Roma y ahora la Cumbre sobre el Cambio Climático promovida por la ONU en Glasgow, -que nos va a amenizar estas dos proximas semanas-, tenemos a Pedro Sanchez en el papel que parece encontrarse mas a gusto: el de protagonista internacional alejado de las minucias domésticas que sus compatriotas le plantean en el Congreso. Además de haber conseguido la ansiada fotografía que da fe pública de su extraordinaria sintonía con el mandatario norteamericano (al incrementar en unos segundos la marca de tiempo a el dedicada por parte de Biden), de momento poco más sabemos de los resultados que para España se derivan del foro romano.
Esperemos que Glasgow nos reporte más información respecto al clima, y que esta induzca al optimismo y no perjudique la próxima temporada turistica estival en un sector ya demasiado afectado por la pandemia. La verdad es que desde que Sánchez asumió la presidencia del Gobierno, las calamidades de todo tipo no dejan de sucederse para los españoles, que ya empiezan a considerar que es un auténtico gafe. Tras Filomena y Cumbre Vieja, iniciando su actual legislatura con el Covid y con el precio de la luz a niveles siderales, su presencia en esa nueva cumbre sobre el cambio climático es como para echarse a temblar, -y no de frio precisamente-, gracias al calentamiento global.
Con tanto trasiego de aqui para alla, no ha habido ocasion de debatir -como se merece-, el triple rapapolvo propinado por el Tribunal Constitucional a su respuesta a la pandemia. Que los dos estados de alarma hayan sido declarados inconstitucionales por razones diversas, no es un asunto que pueda quedar zanjado afirmando que “se hizo lo que se debia hacer para salvar vidas”. Al margen de que los resultados- en términos tanto de vidas humanas perdidas, como de contraccion del PIB- nos situan en una posicion relativa muy negativa entre los paises de la OCDE, lo menos que cabe exigir es que la respuesta a la pandemia se haga en el marco de la Constitución.
Que se hayan suspendido derechos fundamentales básicos de los ciudadanos sin la cobertura legal adecuada, es demasiado grave, acrecentado conque ademas se impidiera el necesario control del Gobierno por parte de las Cortes durante ese largo periodo de seis meses de excepciónalidad. Cuando Sanchez aterrice de tanta cumbre – incluida y muy especialmente la de la isla de La Palma- tendrá que rendir cuentas a los españoles del desafuero cometido con las Cortes. Y hacerlo ante ellas, en el Congreso y en el Senado. Añádase a ello que, mientras le sobra tiempo para adoctrinarnos sobre lo que es democrático de nuestra memoria y reescribir nuestra historia para “ganar” la guerra civil mas de ochenta años después, es incapaz de elaborar y pactar una ley para afrontar una pandemia en 2021.
Es cuestion de prioridades, y para él la prioridad política es controlar el pasado para controlar el futuro. Del presente ya se encargarán los fondos europeos para la recuperación,debe pensar a juzgar por sus actos. Por si fuera poco tanta calamidad, es lamentable que en una situación de estas características tan “calamitosas”- valga la redundancia- no haya intentado siquiera un pacto con la oposición, reiteradamente ofrecido y solicitado por ella, para diseñar el ordenamiento jurídico-legal adecuado para afrontar con las debidas garantías, una situacion similar en el futuro en el marco constitucional.
Su alergia hacia el Congreso rehuyendo su deber de rendir cuentas ante los diputados mientras los españoles estaban sometidos a una ‘cogobernanza’ caotica, eludiendo su responsabilidad como presidente del gobierno y endosandosela a las Comunidades autonomas, es para dimitir tras el Fallo del TC. Sabemos que no entra en su «manual de resistencia» conjugar ese verbo que es consustancial en una democracia parlamentaria. Y es una obligación el denunciarlo. Como sus aliados -comunistas, separatistas y bildus-, no le van a dejar caer, porque no van a encontrar un presidente mejor que Sánchez para sus intereses, no parece llegado su momento. Una mocion de censura política parece obligada aunque se pierda numéricamente. Por desgracia, el antecedente al respecto no invita a ello.
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