Opinión

Sánchez convierte su vodevil diplomático con Milei en el eje de la campaña de las europeas

Cuando todavía no ha comenzado la campaña electoral de las europeas, Pedro Sánchez sigue elevando el nivel de vodevil diplomático con la Argentina de Javier Milei, tras retirar de forma definitiva a la embajadora de España en Buenos Aires, un escalón más en la estrategia  de generar tensión de un Gobierno que ha decidido subirse a lomos de los golpes de efecto para excitar el voto de izquierdas.

El plan siguió la vieja táctica de primero provocar -la acusación del ministro Puente a Javier Milei de drogarse- y esperar a continuación la respuesta del presidente argentino para, inmediatamente después, activar los resortes de la sobreactuación más grosera abriendo una crisis diplomática transmitida a todo volumen en directo. Ya vamos por la retirada de nuestra embajadora y de aquí a las elecciones, si nada se le tuerce a Sánchez, lo siguiente será declarar persona non grata al embajador argentino en Madrid. Begoña Gómez es el pretexto que ha encontrado el presidente del Gobierno para su plan de «matar moscas a cañonazos».

Sánchez sabe que Milei no va a ceder y su impostada pretensión de que el mandatario argentino «pida perdón» no es más que un ardid para prolongar la crisis un par de semanas más, hasta que hablen las urnas el 9 de junio. El objetivo del presidente es que la votación se produzca en un clima de máxima tensión y, para ello, va a potenciar al máximo el mantra del «fantasma de la extrema derecha» en un intento de dividir y confrontar a los españoles. No es descartable que Sánchez, si la cosa no pinta bien para sus intereses, decida prohibir a Javier Milei que aterrice en la base militar de Torrejón de Ardoz en la visita que tiene previsto realizar a España el próximo 21 de junio. Por supuesto, el anuncio se produciría antes, en plena campaña.

Fuentes del Ejecutivo han admitido que se están buscando las opciones para complicar la entrada del mandatario argentino en España, declarándole persona non grata, aunque otra opción es «no brindarle el apoyo» diplomático que siempre se ofrece a los jefes de Estado y de Gobierno que visitan nuestro país. Ello supondría que ni el Ejército del Aire, ni las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad ni el Parque Móvil del Estado participarían del dispositivo del viaje de Javier Milei a Madrid. En definitiva, puro populismo diplomático, un obsceno plan de propaganda al servicio de los intereses electorales del partido del Gobierno.