Opinión

Sánchez confina al Rey

Las explicaciones de Zarzuela al insólito hecho de que el Rey no asista en Barcelona a la entrega de diplomas a la nueva promoción de jueces son suficientemente explícitas. Felipe VI no cuenta con la aprobación del Gobierno socialcomunista. Dicho de otro modo: «El Rey no ha acudido porque no tenía el refrendo constitucional del Ejecutivo».

La propia Casa del Rey deja claro que si el jefe del Estado no estará en Barcelona será por decisión de Pedro Sánchez, que ha cometido la ignominia de confinar en su residencia al Monarca para cumplir con el chantaje de los golpistas catalanes. El Gobierno cercena así el papel institucional del Rey, convirtiéndole en moneda de cambio de las pretensiones separatistas. Nunca un Gobierno había llegado tan lejos al impedir que el jefe del Estado cumpla con su función de representación institucional.

La gravedad de lo ocurrido es enorme: el Ejecutivo socialcomunista coarta la libertad del Rey, que había confirmado su asistencia, y le conmina a no acudir a un acto oficial. Es intolerable y revela hasta qué punto la estrategia del Ejecutivo pasa por dinamitar el entramado institucional sobre el que se sustenta nuestro marco constitucional y somete al jefe del Estado a la humillación de vetarle en una ceremonia que iba a celebrarse bajo su presidencia. El confinamiento forzoso al Rey revela con toda la crudeza que el golpe institucional que promueven al alimón Pedro Sánchez y Pablo Iglesias pasa por debilitar a la Corona como etapa previa a la ruptura del régimen del 78.

Un plan siniestro de demolición del modelo de Monarquía parlamentaria consagrado en nuestra Constitución. Sánchez ha traspasado todas las líneas rojas al atreverse a ordenar al Rey que se abstenga de cumplir sus funciones. Y todo para garantizarse su continuidad en el poder. El Gobierno ha secuestrado al jefe del Estado por expreso deseo de los enemigos de España. Dicho más claro aún: el socialcomunismo ha perpetrado la mayor traición a España desde la instauración de la democracia.