El salario mínimo perjudica a los más débiles
El Gobierno ha firmado, de manera muy ceremoniosa, el acuerdo con los sindicatos y la patronal para subir el salario mínimo en 50 euros al mes, lo que supone una subida del 5,56%. Dicha subida se une a la efectuada en 2019, cuando se elevó el salario mínimo un 22,3% adicional, acumulando un aumento cercano al 30%, concretamente un 29,25% acumulado en estos dos años.
Esta subida ya se está empezando a convertir en un drama, al incrementar drásticamente los costes laborales de las empresas. Puede que las grandes empresas tarden más en hacer ajustes de personal, pero las pymes, los autónomos, los jóvenes y las personas que realizan trabajos de menor cualificación son los que van a sufrir más el peso de esta subida artificial, demagógica y antisocial, pues a quien más perjudica es a los más débiles, a quienes tienen menos cualificación y pueden generar menor valor añadido.
El campo ya ha clamado contra dicha medida, mientras algún líder sindical ha dicho que esas protestas eran cosa de “terratenientes de derechas”. Se le olvida a dicho sindicalista que también se ha quejado de ello el presidente de Extremadura, Fernández Vara, que es socialista y que ve cómo se desangra el empleo en su región, y eso que los datos son del cuarto trimestre y no recogen todavía el efecto de la nueva subida, sino el efecto acumulado de la subida exponencial de 2019, que no es poco.
De hecho, si analizamos en detalle esa EPA, disminuye mucho la actividad entre los jóvenes, que pierden su empleo y ni siquiera quieren ya buscar trabajo. Dicho grupo de edad es otro de los más afectados, pues al comenzar la vida laboral la retribución es menor, pues se puede aportar menos, además de que en muchos casos muchas de estas personas realizan, en esos años de juventud, trabajos de estudiante para pagarse los estudios o para poder tener un dinero para sus gastos. Igualmente, la EPA recoge un incremento de la contratación a tiempo parcial en detrimento de la contratación a tiempo completo, rompiendo la tendencia. Ahí también se nota el efecto de la subida del salario mínimo de 2019, ya que si los costes suben como consecuencia del salario mínimo, habrá empresas que reducirán la jornada de sus trabajadores para poder mantener su actividad en la parte que puedan.
Por otra parte, el sector de los empleados de hogar también va a sufrir las consecuencias, al encarecerse de manera importante y empezar a suponer un gasto imposible de mantener para muchas familias.
Todo ello, terminará en despidos de todas estas personas o en su acomodo en la economía sumergida, que esto último sí que es una verdadera lacra, pero que el Gobierno, con esta medida, está incentivando.
Este Gobierno, que se proclama tan social, es el menos social de los Ejecutivos que ha habido al impulsar y aprobar una medida que va contra las personas con menos recursos económicos. Con el empleo en pleno frenazo, no se les ocurre otra cosa que introducir esta barrera que traerá más desigualdad y menos prosperidad. Un auténtico error cometido en nombre de la demagogia.
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