Opinión

La Princesa de Girona, en la tierra que da nombre a su título

Es justo en primer lugar calificar de gran logro el que este año la Princesa Leonor y el resto de la Familia Real hayan podido volver a territorio gerundense para presidir el acto de entrega de los Premios que la Fundación Princesa de Girona otorga cada año a jóvenes emprendedores que han destacado en diversas áreas. El hecho de que la propia heredera de la Corona se atreviera a proponer una visita a la sede de la Fundación, ubicada en pleno corazón de la ciudad catalana, y que esa iniciativa se cumpliera sin originar ningún conflicto ni discrepancia ya es otra victoria. Ninguna de las personas que acompañaban a las hijas de los Reyes en su primera jornada en Gerona podía negarse al deseo de la joven princesa de visitar el lugar donde los integrantes de la institución trabajan habitualmente. Lo que ella y su hermana tan sólo querían era agradecer personalmente a esas miembros de la Fundación la importante labor que desarrollan en pro de los jóvenes que optan por emprender para conseguir un medio de vida de cara al futuro.

Es verdad que algunos discrepantes independentistas expresaron su rechazo a la presencia de la Familia Real en Gerona y también que para otros el contentarse con celebrar la entrega de premios en un hotel alejado de la capital les parecía insuficiente pero, en definitiva, el que los premios este año se hayan podido entregar en suelo gerundense es muy positivo. Lo es porque refleja que la tensión que se vivió hace unos años no existe ahora y que la atmósfera que ha presidido los actos de la Princesa Leonor y la Infanta Sofía ha sido de normalidad y cordialidad y eso es un auténtico paso de gigante.

A ello también contribuyó la perfecta dicción en catalán de la titular del Principado de Gerona, rango unido a su condición de heredera de la Corona Española desde hace siglos, que aleja las críticas que se hicieron con su padre, el Rey Felipe, por no haber estudiado la lengua catalana desde niño y que hace que su pronunciación cuando la usa sea sólo aceptable pero por debajo de la  corrección de su hija Leonor. Algo que reconoció el propio monarca al exclamar con orgullo: el pare,  antes de pronunciar su discurso, que evidenció ante todos la gran admiración paternal que siente por su primogénita.

Por otra parte, hay que elogiar el firme contenido de las palabras pronunciadas por la princesa, que afirmó estar muy contenta con su próxima formación militar en la Academia General de Zaragoza, que visitará esta semana junto a sus padres, y que ella unió a la gran admiración que sienten los ciudadanos por los integrantes de las Fuerzas Armadas. Algo que junto con la mayoría de edad que la Princesa alcanzará el último día del próximo mes de octubre, momento en que jurará la Constitución ante las Cortes generales, contribuirá a la formación de la que en su día está destinada a ser futura reina de España.