Opinión

Podemos está detrás de todo

“Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”. Lo decía uno de los más siniestros propagandistas políticos del siglo XX: el nazi Joseph Göebbels. Una frase que no deja de tener vigencia a pesar del paso de las décadas y de su repetida utilización. Resulta paradójico, sin embargo, que sea la izquierda radical quien ejerza con más disciplina la perfidia de ese principio. El origen de los disturbios acaecidos en Lavapiés es un ejemplo perfecto de cómo crear un enfrentamiento a partir de una mentira e intentar sacar rédito político con la intervención del brazo político de los radicales: Podemos. El partido que dirige Pablo Iglesias siempre está detrás de todo. Esta vez ha tratado de aprovechar la muerte natural por infarto de un inmigrante para levantar el vuelo ante el electorado. Un vuelo que, por otra parte, no va a dejar de ser rasante por mucho que traten de manipular. Hace tiempo que los españoles han descubierto todos los trucos de estos prestidigitadores de la demagogia. Tienen un discurso tan laxo que con poco que se profundice las costuras saltan por los aires. 

Juan Carlos Monedero ha sido el primero en hacer el ridículo al tirar de demagogia con la muerte del joven senegalés, del que ni siquiera sabía su nombre. Mmame Mbage, así se llamaba el hombre de 35 años que falleció de parada cardiaca cuando estaba a punto de llegar a su casa. Llevaba desde los 21 años en España, había llegado procedente de Senegal buscando un futuro mejor. Un esfuerzo muy duro, en unas condiciones de absoluta precariedad, que sólo puede entender quien lo ha vivido. Nadie pone eso en discusión, como nadie pone en duda que su vida ha tenido que ser durísima. No obstante, tratar de hacer política con una muerte así de súbita y repentina es de una ruindad supina. Para empezar porque desde el entorno de la izquierda radical dijeron que Mbage había muerto perseguido por la Policía, algo totalmente falso. Después, porque Pablo Iglesias ha aprovechado este hecho luctuoso para denunciar “la impunidad de los corruptos”, como si lo primero fuera consecuencia de lo segundo o tuviera algún tipo de relación. Con este nivel político se presenta el líder de Podemos ante los ciudadanos y, como es normal, los ciudadanos no se creen nada. 

Para completar el esperpento, también ha participado el inefable Ramón Espinar, que con su inagotable capacidad para hilar argumentos estólidos ha culpado a la Policía Municipal de la muerte del inmigrante senegalés, lo que le ha valido una querella por parte de los agentes. Al margen de denotar un nivel paupérrimo así como un desprecio absoluto por la muerte de Mmame Mbage, lo peor de este tipo de declaraciones interesadas es que aumentan la tensión en las calles, ya de por sí muy inflamada. Los senegaleses lo ha dicho claro: no quieren políticos aprovechándose de la muerte de su compatriota. Saben que con esa excusa se infiltrarán entre ellos los miembros de grupos radicales al grito de “gora ETA” para convertir el centro de Madrid en un auténtico campo de batalla. Una excusa que también será utilizada por Podemos para sacar tajada a base de estirar el chicle de la demagogia. Demostración, una vez más, de que el asalto a los cielos era sólo la falacia de unos desestabilizadores de la política sin el más mínimo sentido de la responsabilidad.