Opinión

Patria y vida

Llegan imágenes y testimonios de cubanos que se manifiestan por las calles de toda Cuba al grito de ¡Libertad! y  coreando el himno de la resistencia cubana, “Patria y Vida”.

Llegan imágenes y testimonios de cubanos pacíficos apaleados, separados con violencia de sus familiares, perseguidos por militares y paramilitares del régimen comunista …

Llegan imágenes y testimonios de demócratas cubanos que alertan de los centenares de desaparecidos, que denuncian asesinatos de adolescentes, que lloran desconsolados al no saber nada de sus seres queridos secuestrados por la policía del régimen…

Llegan imágenes del Gobierno de Cuba que a través de su televisión animan a los simpatizantes del régimen a perseguir a la resistencia democrática y que califican el grito de Libertad y Patria y Vida de delitos graves y de provocación que justifican la represión…

Me llegan testimonios directos de amigos cubanos de la resistencia democrática con los que llevo años en contacto. Personas que desde dentro y fuera de la isla han dedicado su vida a defender las libertades y los derechos humanos de sus compatriotas, a reivindicar un país libre, una Cuba para todos los cubanos en la que se pueda vivir sin miedo, con alegría, con futuro, sin hambre… Una Cuba en la que el gobierno comunista no impida en reencuentro entre hermanos, en la que el patriotismo signifique vida y no muerte.

Recibo testimonios de la familia Payá, de Rosa María y de Ofelia Acevedo que siguen manteniendo vivo el testimonio  del gran Oswaldo Payá, gran amigo, Premio Sajarov del Parlamento Europeo. Me escriben desde rincones recónditos de Cuba, desde Pinar del Río, para darme cuenta de cómo se están desarrollando las manifestaciones y de cómo se está aplastando al pueblo: “Por mucho que el Gobierno hable mal de as manifestaciones populares iniciadas el pasado domingo, hubo más gritos de libertad que tiendas saqueadas. Libertad es la palabra de orden. Las traducciones son otra cosa, sobre todo cuando se quiere ocultar la verdad, que en esta hora de Cuba ya es imposible. Remitirnos a Martí, ese que ha sido tan usado a conveniencia de unos y de otros, es como leer el evangelio del civismo en Cuba.  Que él hable también por nosotros, y con nosotros, porque en estos momentos críticos y decisivos la fuerza de su palabra nos empuja a hacerla letra viva: “Amamos a la libertad porque  en ella vemos la verdad. Moriremos por la libertad verdadera; no por la libertad que sirve de pretexto para mantener a unos hombres en el goce excesivo y a otros en el dolor innecesario”.

Y sigue: “Hay tres cosas que ningún cubano de a pie desconoce, por mucho que se intente tildar de “confundidos·” a los manifestantes: el móvil que condujo a la primera protesta- impulsora del resto-, el contenido de las principales demandas, y la forma en que fueron concebidas. La crisis generalizada, con profundo énfasis en el sector sanitario y de la alimentación y los servicios, es insostenible. No hace falta más móvil, por mucho que se intente buscar protagonismo o culpar al histórico enemigo del norte. El propio Martí lo decía: “Donde no hay equidad ni respeto a todas las no hay patria sino una dictadura». Ello basta para que el más común de los ciudadanos venza la barrera del miedo”.

Me llegan testimonios de una modelo youtuber cubana que ya no habla de moda o de música sino de vida, de dignidad, de justicia para sus compatriotas agredidos y masacrados… Que utiliza su presencia en las redes para pedir ayuda al mundo entero.

Me llegan testimonios de Yoani Sánchez, todos sus post en 14ymedio, el diario de los cubanos que desde su Ventana14 da noticias de la represión que continúa, de las agresiones, los arrestos, las calles militarizadas y los miles de detenidos… De los artistas que se han puesto del lado del pueblo cubano mientras que otros se mantienen dóciles al régimen opresor. Yoani se pregunta “¿Y ahora, qué?”, mientras denuncia el imperdonable crimen del régimen de enfrentar a los cubanos en dos bandos.

Mientras nuestros hermanos cubanos están sufriendo esa tremenda vulneración de sus derechos y están siendo perseguidos y masacrados, los españoles hemos tenido que soportar la vergüenza de ver al Gobierno de España negándose a llamar dictadura a la dictadura.

Mientras se masacra a la población de Cuba que de forma pacífica se manifiesta en las calles en defensa de sus libertades, los españoles hemos soportado la vergüenza de ver como el Gobierno de España se pone del lado de los verdugos, de quienes apalean a ciudadanos inocentes, de quienes llevan años matándoles de hambre y negándoles su derecho innegociable a pensar libremente, a actuar libremente, a decidir libremente su futuro y el de sus hijos.

Sí, los españoles hemos visto avergonzados cómo el Gobierno presidido por Sánchez, ese gran impostor, se ha puesto del lado de los verdugos y ha despreciado el dolor de las víctimas. En Cuba como en España, Sánchez y sus secuaces siempre eligen el bando de los verdugos, el bando de los filo terroristas, el bando de los golpistas…. En Cuba como en España Sánchez y sus secuaces –del gobierno y del partido socialista- siempre abandonan a los que sufren y se alinean con quienes imponen su modelo totalitario y excluyente.

Sí, insisto: Sánchez y su Gobierno se han puesto del lado de los verdugos. Porque quien se pone de perfil cuando se masacra a los ciudadanos que defienden la libertad y la vida, cuando se niegan los DDHH más elementales –el de la vida, el de movimiento, el de expresión…- a toda una población , cuando se mata -literalmente- de hambre a todo un pueblo, no es neutral, es cómplice. Sí, España tiene un Gobierno que, dentro y fuera de nuestras fronteras es cómplice de los verdugos.

Ante tanta indignidad la respuesta de los españoles no puede ser el silencio. Faltan las palabras; no, no sobran las palabras, no es verdad que no sirvan para nada, hay que desbaratar la propaganda falsa, hay que desmontar las mentiras, hay que provocar que brille la verdad. Pero también hay que actuar. Cada uno desde nuestra esfera de responsabilidad, desde nuestra capacidad, hemos de provocar que el mundo se entere de lo que está ocurriendo en Cuba, que el mundo despierte, que nadie pueda seguir mirando hacia otro lado. Lo que ocurre en Cuba es nuestro problema, aunque sea su drama. Si callamos, si no reaccionamos, si nos limitamos a llorar o emocionarnos ante las escenas que nos llegan… seremos también cómplices de lo que están sufriendo nuestros hermanos cubanos.

Miro a los partidos políticos del arco parlamentario que siguen defendiendo las libertades y los DDHH. Miro a PP, a Vox a Cs. Y les pregunto, ¿Qué más tiene que ocurrir para que de forma conjunta envíen una delegación de parlamentarios nacionales y europeos a Cuba para que el régimen sea consciente de que no podrá ocultar ante el mundo lo que está haciéndole al pueblo cubano? ¿Cuántos cubanos más han de morir o desaparecer para que sus señorías se pongan en marcha?