Opinión

La opaca transparencia

Un asunto 100% crucial es el de la garantía de los Derechos Fundamentales que nuestra Constitución reconoce. Porque, ¿de qué sirven los derechos y las libertades, si no se exige su cumplimiento? No sirven para nada. Como esa estéril Ley de Transparencia -y tantas otras- que los 23 desaprensivos del Gobierno se pasan por el forro. El imperio de la ley ha sido sustituido por los abusos que el sanchismo + socios cometen a diario, mientras el patrón de la banda plagia a Bécquer, tomándonos por imbéciles: “¿Qué es transparencia? ¿Y tú, ciudadano, me lo preguntas? ¡Transparencia… soy yo!”, dice el farsante Sánchez, el ser más opaco y falaz que ha dado la política española en las últimas cuatro décadas.

Así pues, el grado de garantía o de exigibilidad de nuestros derechos, no es idéntico para los incompetentes que mandan con el inútil apoyo de los hijos de Putin, que para el resto de ilusos que creemos en el cumplimiento de la ley. El maniquí se asoma al abismo, atraviesa sus peores días, está en caída libre, lo afirman todas las encuestas, incluso la de Tezanos ya lo vislumbra. Datos que confirman su declive. La calle le odia y ninguno de sus otros esbirros se arriesga a asesorarle. Temen la histeria del déspota. Nadie se atreve a decirle que cuanto más tarde en convocar elecciones, mucha más dura será su caída. Feijóo, Ayuso y Abascal, le traen a mal traer porque la suma de sus votos lo echarán de palacio.

Todo cuanto hace y deshace este presidente del Gobierno se basa en mentiras. La opaca transparencia define su proceder. Nunca da la cara. Oculta ilegalidades que planea y pone en práctica, con una desfachatez pasmosa. Adultera cifras sobre la pandemia o la recuperación económica, a su conveniencia, como quien cose. Y jamás cumple con nada que promete. Nació para engañar, hacer el ridículo y arruinar a España. Se degrada a cada paso, sea ante Biden, sea ante al rey alauita, o los herederos de ETA. Actúa como un mesías y presume de unas anomalías que arrastra desde la cuna. Es tan altivo, tan abyectamente simple, que aún no se ha enterado de que su máxima vicio, el autobombo, siempre acaba en decepción.

Rosa Díez tuvo la genial idea de velar la foto que Sánchez pretendía sacarse junto al presidente Zelenski por mero afán propagandístico. En Twitter, la vizcaína pronto publicará un documento que desmonta la doblez del monclovita. “Enviaré al embajador de Ucrania en España el manifiesto pro Putin que han firmado dos ministros de Sánchez (el zoquete de la Hoz, Alberto Garzón, y la barbie del Martillo, Yolanda Díaz) en actos del Partido Comunista, con banderas y símbolos comunistas, los mismos que los soldados rusos esgrimen y despliegan en territorio ucraniano en plena guerra. Que la embajada sepa que los ciudadanos españoles repudiamos la hipocresía de este “tipo”, que sólo busca hacerse una foto propagandística con Zelenski”. (Ese “tipo”, al que se refiere Rosa, es Sánchez, Sánchez en estado puro).