Opinión

No hay nadie honrado junto a Sánchez

El PSOE ha demostrado en repetidas ocasiones no tener ni el más mínimo respeto por la legalidad. Es el partido del golpe de Estado de 1934 contra la segunda República; del asesinato de Calvo Sotelo; los que gestionaron 92 checas donde se violaba, torturaba y asesinaba a quienes les daba la gana; los que robaron todo el oro del Banco de España; el partido de la banda terrorista GAL y de los ERE de Andalucía. Pero dentro de estos casi 150 años de sangrienta historia golpista, terrorista y corrupta, el PSOE ha tenido etapas mejores y peores, estando esta fase de Pedro Sánchez entre lo más bajo de su escala moral.

Con todo lo que ha llovido desde entonces, ya cuesta recordar aquel Comité Federal del PSOE celebrado la tarde del sábado 1 de octubre de 2016 tras la dimisión en bloque de 17 miembros de la Ejecutiva Federal, cuando los sanchistas fueron sorprendidos metiendo votos en una urna escondida detrás de una cortina, tratando de falsificar el resultado del Comité Federal del PSOE que finalmente lo descubrió. El origen de esta trifulca estaba en que, tras las elecciones generales de junio de 2016 en las que Pedro Sánchez había cosechado el peor resultado histórico del PSOE con sólo 84 diputados, el líder socialista intentó formar un Gobierno exactamente igual que el que tiene ahora, pactando con comunistas, proetarras y unos independentistas que aún no habían dado el golpe de Estado de 2017.

Aquel PSOE se opuso a las intenciones de Pedro Sánchez y a este no le quedó más remedio que dimitir y subirse al ya famoso Peugeot 407 con los ya imputados Koldo y Ábalos, junto al encarcelado Santos Cerdán. Nueve años después vemos con otra perspectiva lo que ocurrió entonces. Dentro de un Partido Socialista que siempre ha sido corrupto, la mínima parte que aún conservaba un pequeño sentido de la vergüenza y un poco de dignidad fue la que se opuso a Pedro Sánchez, quien se quedó con lo más degenerado del partido, que, por otra parte, son quienes mejor encajan con su propia personalidad.

La historia personal de Pedro Sánchez demuestra que siempre ha estado dominado por una ambición enfermiza, una egolatría sin límite y una carencia absoluta de escrúpulos que le han hecho rodearse de lo peor que había dentro del PSOE. Ahora sabemos que con Sánchez se subieron al Peugeot sólo aquellos socialistas que estaban dispuestos a enmierdarse hasta lo más profundo. Y él no tuvo escrúpulos para unir su destino al de ellos, como antes no los había tenido para unirse en matrimonio con la hija del dueño de unos puticlubs, que por aquellas fechas se encargaba de llevar su administración; y como no había tenido reparos para presentarse ante un tribunal universitario con una tesis Cum Fraude que le habían escrito otros con textos plagiados.

Lo sorprendente habría sido que Sánchez hubiera unido su carrera política con alguien honrado. Igual de increíble que resultaría que cualquier socialista honesto hubiera querido colaborar con alguien como él. Alrededor de Sánchez sólo puede haber corrupción, porque él es corrupto; desvergüenza, porque él no conoce este límite; indecencia, porque él carece de ética; e indignidad para estar al lado de un personaje tan poco honrado como él. Toda la corrupción que ya hemos conocido y que de momento sólo sabemos que afecta a su mujer, su hermano, su mano derecha, sus dos secretarios de organización y su fiscal general, más pronto que tarde acabará saliendo en todo su Gobierno, a todos los niveles. No hay nadie honrado trabajando con Pedro Sánchez. Como la luz aparta a las tinieblas, cualquier persona honrada se habría alejado del presidente del Gobierno. Ya lo iremos viendo.