Opinión

Movistar no puede mantener al independentista Buenafuente

Un gran canal como Movistar, de altísima calidad, propiedad de una compañía tan prestigiosa como Telefónica, no puede permitirse el lujo de tener en nómina a un presentador que llama “cerdos” a los andaluces. No puede permitirse seguir alimentando el negocio de un cómico como Andreu Buenafuente que ha puesto su productora, El Terrat, al servicio de la causa independentista. Buenafuente ha protagonizado su última polémica en el programa Late motiv, que Movistar emite en el canal 0 para sus abonados. El dueño de El Terrat apareció disfrazado de Groucho Marx, calificó de «cerdos» a los votantes andaluces y se mofó de su acento. Un modo de despreciar a los habitantes de esa comunidad porque en las elecciones autonómicas del 2-D han dado la espalda al PSOE, hartos de su corrupción, y han apostado por otras opciones políticas como el PP, Ciudadanos y VOX.

Pero es sólo la gota que colma el vaso. La productora de Buenafuente realiza para TV3 el programa de debate político Preguntes Freqüents (FAQS), que cada semana se convierte en un bochornoso espectáculo de propaganda independentista. La presentadora Laura Rosel no oculta su militancia política al servicio de la Generalitat que le paga el sueldo: aparece en pantalla vistiendo una camiseta con el rostro de Puigdemont y entrevista a la líder de Ciudadanos en Cataluña, Inés Arrimadas, para reprocharle que hable castellano en el Parlament y para insultar a su padre fallecido.

El programa producido por Buenafuente para TV3 ha generado escenas surrealistas, como cuando Laura Rosel entrevistó en catalán al alcalde de Medellín, Sergio Fajardo, que no lograba entender de qué le estaban hablando. En cambio la presentadora de FAQS roza el servilismo cuando entrevista, en perfecto castellano, a los etarras Arnaldo Otegi y Jose Antonio Fernández, con el que bromeó sobre el cobarde asesinato que le llevó a la cárcel. Los españoles han demostrado que ya están cansados de que les insulten, en nombre de un humor de pésimo gusto, quienes hacen negocio y se enriquecen con el golpismo separatista. Los grandes canales de comunicación harían bien en tomar nota de ello, porque de lo contrario los espectadores les darán la espalda, cansados de aguantar las ofensas de unos caraduras.