Opinión

La ministra de la DANA, muda

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Dicen en los ambientes del poder socialista y gubernamental que Teresa Ribera es una de las dirigentes con más capacidad de conspiración y de escaqueo político que han nacido bajo techo hispano. La fama con hechos le precede. Desde la terrible tragedia en la Comunidad Valencia no ha abierto la boca. Y eso que los ríos deben fluir…

Es una conocida activista ecologista con tintes radicales «a conveniencia», según afirman gentes  de ese gremio, porque pasó de refutarse como enemiga mortal de la energía nuclear a postularse como una apóstol de la causa. ¡Cosas de los carguetes!

Bien, el hecho cierto es que el próximo 12 de noviembre tendrá que dar cuenta ante el Europarlamento de sus responsabilidades antes de constituirse como vicepresidenta de la Comisión si es que una mayoría del Parlamento Europeo tiene a bien aprobarla. Los europarlamentarios de la oposición española la esperan guadaña en mano. Tendrá que explicar la actuación de su departamento ministerial en el caos consiguiente que aumentó la tragedia (su número dos estaba en Colombia, al parecer, coadyuvando con Petro) en la bella y trágica tierra levantina.

Ribera es una de las niñas bonitas políticas de Sánchez sin llegar al grado de la andaluza Montero, alias «chiqui». Pero ahí la tienen a la esposa de un Bacigalupo que hasta se permite el lujo de coaccionar al ministro de Economía para que haga hueco en el Banco de España al Bacigalupín de turno (¡qué tropa!). No parece que la tal Ribera sea de pegar mucho palo al agua, a lo más cuatro ridículos bailoteos en una tarima electoral cuando llega la ocasión, pero el poder le gusta más que mojarse los dedos en soja.

Está conscientemente en la desenfilada, procurando no decir que existe. Pero, oiga Ribera, buena mujer, desengáñese usted, lo de la DANA le perseguirá mientras viva, casi a la par que a su amigo de cenas Sánchez, aunque su señoría no ha tenido el cuajo de pisar el lodo valenciano. Por de pronto, dentro de unos días el Parlamento Europeo será un clamor.

¡A ver si el ministro Cuerpo le echa un cable!