Opinión

El mentiroso que nos toma por tontos (y tontas y tontes)

  • Teresa Giménez Barbat
  • Escritora y política. Miembro fundador de Ciutadans de Catalunya, asociación cívica que dio origen al partido político Ciudadanos. Ex eurodiputada por UPyD. Escribo sobre política nacional e internacional.

No vi la entrevista al presidente Sánchez que emitió el programa El Hormiguero de A3 ayer por la noche. Lo reconozco: no puedo con el tipo. Sabía que me iba a dar la noche y lo higiénico era ver alguna serie y enterarme hoy por los periódicos. Y lo que he comprobado ha sido exactamente lo que me había imaginado: el despliegue de argumentos más cogidos por los pelos de la historia de los liantes de hoy y de ayer salidos de la boquita de un político sin escrúpulos que da por sentado que la mayoría de los españoles son tontos y que, si se espabila, a alguno tendrá tiempo aún de enredar.

Y su sofisma favorito es el que le colocó a Alsina hace unos días, ese de que él no miente, «que cambia de posición». Ignoro si lo habrá probado con su señora. O lo ha probado ella con él y ha colado. Es uno de los más viejos del mundo: te dije que siempre te sería fiel, nena, pero es un concepto que ha cambiado con los años, ¿sabes? Y aquella rubia me hizo cambiar de opinión.

Cuánto cuento. Trasladen esto a la política. «¿Adolfo Suárez mintió cuando dijo que no iba a legalizar el PCE y luego lo hizo? ¿Felipe González mintió cuando dijo que a la OTAN no y luego si?», le espetó al parecer a Pedro Motos. Vale. Se acepta pulpo como animal de compañía. Pero no hiena, ¿eh? La única vez que yo recuerde que Pedro Sánchez ha cambiado de opinión para corregir algo que podría estar haciendo daño a la ciudadanía y, más importante, a sus expectativas políticas fue cuando rectificó públicamente con la ley del sólo sí es sí.  Esperó, desde luego, a que se superase más de un millar de sentencias revisadas y que el escándalo adquiriese proporciones gigantescas. Y eso fue un alivio, no digo que no pero, ¿lo hubiera hecho de no darse esas circunstancias?

Rectificar con la ley del sólo sí es sí ( y lo que hubiera tenido que tragarse con la Ley Trans de haberle dado tiempo) es «cambiar de opinión». Absolutamente. Pero asociarse con quienes dijo que le quitarían el sueño en caso de hacerlo sí fue una gran mentira. Y una cruda muestra de lo poco que le importamos los ciudadanos pues prefirió que esos que no le hubieran dejado dormir nos mantuvieran en vela a los estupefactos ciudadanos dándoles medios y ocasión para perpetrar una ley tan disparatada.

«Mentir, para mí, es saber el 11 de marzo que detrás de un atentado no está ETA y, aun así, decirlo», replicaba en El Hormiguero. Vale, pongamos que mintieran, aunque para mí no fue más que un lamentable estado de obstinación y de incredulidad. ¿También mintieron entonces las terminales mediáticas del PSOE (esas que dice Sánchez que no existen)?:  “Las fuentes consultadas por la SER confirman que una persona llevaba tres capas de ropa interior y estaba muy afeitada, una práctica muy habitual entre los comandos suicidas islámicos antes de inmolarse [sic].” En fin, que la memoria es corta y selectiva.

¿Y ese atribuir sesgo político a «algunas tertulias» sin precisarlas? «¿A qué programa se refería en sus declaraciones? Programas de máxima audiencia que hagan tertulias solo están El Hormiguero y Supervivientes», cuestionaba Pablo motos.  «No voy a señalar a ningún programa ni a ningún periodista», replicaba el presidente echando balones fuera. «Ahora el noventa por ciento de estos programas tienen una orientación conservadora», argumentaba sin aportar ni siquiera datos.

No sé si esta noche conectaré el televisor para ver la réplica de Núñez Feijoo en El Hormiguero.  Con uno sufro por mentiroso y con el otro por pardillo. O tal vez sí y me lleve una sorpresa.