Opinión

Memoria: las desaladoras de Zapatero

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Ahora que la sequía se extiende como una auténtica plaga y lo amenaza todo, es bueno recordar el papel que tuvo en todo esto ese hombre al que España debe haber encontrado la “Memoria Histórica”, que no es otro que el mismo que arruinó el país hasta extremos desconocidos hasta entonces, un simplón que hizo ricos a muchos de sus colaboradores, quienes aprovechando su ignorancia supina sacaron tajada.

Pues bien, señores, durante el inacabado verano, España se ha consumido entre las pavesas. Ahora, empieza otro gran asunto: la escasez del agua, incluso, el agua de boca. En la segunda etapa del Gobierno de Aznar (2.000/2004) se intentó que el agua del Ebro no fuera a parar directamente al mar mediante un gran proyecto de trasvase en el que, incluso, estaba de acuerdo el Govern de Jordi Pujol en lo que le afectaba. Naturalmente, con la oposición de los ecologistas, que encontraron un pretexto para justificar su existencia y de paso arramblar con algunos fondos de distintos lugares.

El hecho es que en lugar de Rajoy llegó Zapatero -¿recuerdan unas bombas en unos trenes en la estación de Atocha?- y, naturalmente, se bajó los pantalones ante las mesnadas que gritaban furibundas y el agua del Ebro continuó perdiéndose en el mar.

Como Zapatero, el del talante, era persona imaginativa, encontró en las desaladoras –lo que le decían, vamos- el bálsamo de Fierabrás para resolver un problema ancestral en España como es la falta de agua, especialmente en algunas zonas. Se presupuestaron 51 plantas desaladoras (más de 2.000 millones de euros de los de entonces), que en la práctica apenas supone un 0,4% del agua potable cuando afirmaron que era la gran solución.

El Gobierno Sánchez ni siquiera sabe por dónde salir. Los de la podemia presumen de haber derribado no sé cuántas presas y pantanos porque, ya se sabe, esa agua es “franquista”. Yo imagino a la señora Montero el café que se le pondrá cuando no pueda llenar su piscina de Galapagar…

Va siendo hora de que se dediquen a cosas serias. Porque, además de poder abortar a los 16 años sin necesidad de comunicarlo a los padres, esta muchachada da por supuesto muchas cosas que per se no lo son.