Opinión

Laura Borràs o cuando el mal siempre triunfa

  • Joan Guirado
  • Corresponsal de Gobierno y Casa Real. Siguiendo la actividad del presidente y líder del PSOE, Pedro Sánchez, y del Rey de España. También política catalana.

Me atrevería a decir, y me equivocaría poco, que Laura Borràs es de lo peor que le ha pasado a la política catalana. Ella, sus secuaces y matones, empezando por su íntimo diputado Francesc de Dalmases -el que amenaza a periodistas en los camerinos por las preguntas que le hacen a su amiga-, no han hecho más desde su llegada a la vida pública que denigrar las instituciones y deteriorar aún más la encomienda que tienen los políticos.

Borràs, ha sido capaz de encandilar a una parte muy importante del independentismo que desde la marcha de Artur Mas y, posteriormente la de Carles Puigdemont, no encontraban un referente. Un mesías. Alguien que, con la sonrisa siempre puesta, les dijera lo que querían oír sin ningún otro objetivo más que el de que la encumbraran en lo más alto del Olimpo. Que le ayudasen a asaltar los cielos para contentar únicamente su ego.

Esa admiración y deslumbre que causó a ciertos votantes independentistas irracionales, algunos de los cuales proceden del comunismo catalán o del socialismo, también causó mella entre ciertos dirigentes políticos de peso. Tanto es así que, de forma sorpresiva, una persona con un carácter tan radical y un discurso progre y más escorado hacía la izquierda, logró hacerse con el control de una parte de los restos de la Convergencia de toda la vida. Fachada, todo, mientras pasea con su bolso de Armani y el BMW descapotable.

Esa ceguera con lo que es y representa Laura Borràs -y su entorno más cercano, a los que ahora trata de recolocar en otros cargos- ha descabezado por completo el centro derecha catalán, nacionalista y con seny. Con Puigdemont como principal culpable, dando entrada en JXCat a todos y todo como si el partido fuese el esplai más grande de Cataluña -con permiso del amigo Roger Montañola, que tiene patentada esa frase-. Como si la política fuese un divertimento o un ajuste de cuentas.

Algunos de los que se apuntaron a JXCat, por aquello de la pagueta, ya se están empezando a dar cuenta este fin de semana que cometieron un error de bulto. Que malmeter contra Marta Pascal para aniquilarla del PDeCAT y acabar con ese proyecto no fue una gran idea. Que dejarlo todo en manos de Puigdemont, tampoco. Algunos de los que ahora se quejan son los que recomendaban esas jugadas maestras. Los de el món ens mira. Los que eran capaces de meter en la cárcel a su alma a cambio de mantener un sueldo público. Qué difícil se les va a hacer eso de buscar trabajo ahora.

Se ha dicho muchas veces que Jordi Pujol tenía a los principales poderes del Estado amenazados con aquella mítica frase de «si caigo yo, caeréis todos detrás». De momento, el ex president está, junto a toda la familia, a un paso del banquillo de los acusados. Y el castillo de arena todavía no se ha derrumbado. Pero Borràs sí ha hecho buena esa profecía. Y ha demostrado que en política, el mal siempre triunfa.