Opinión

De Kiev al infinito

E incluso lo que haya detrás, porque el Madrid aspira al trono eterno de Europa y le sobra clase para lograrlo. Que la clase se tiene y no se compra, como creen esos cursis/horteras de “Pablo Iglesias & portavoza Montera” que creen que para tener casta hay que comprarse un chalé parecido al museo del mal gusto, aún traicionando a la grey que les votó y exhibiendo ufanos su nuevo eslogan: “¡De Villa Tinaja, al cielo!”. Otros vítores perdedores de los minimalistas/palurdos del Barça, que en apenas un año han perdido a Neymar, Iniesta y la Champions, también se quedan en blanco, el color de moda. El color que nunca desentona.

Lejos de los nuevos ricos podemitas y de esos envidiosos culés, que tanto nos vejan, debemos dar la enhorabuena al proyecto deportivo de Florentino. Gracias a él, a su excelente concepción de lo que debe ser el Real Madrid, el escudo merengue merecería obtener el premio Princesa de Asturias del Deporte, pues no hay equipos más grandes en Europa que los del Real Madrid, —baloncesto y fútbol—, gane o pierda, en Kiev, su tercera final consecutiva, nuestro once de gala. Yo, que ustedes, apostataría por el planteamiento del mago Zidane, antes que por el del loco Kloop.

Cualquier triste, o blando de cadera, reportero catalán, asegura una derrota en Kiev. Viven de insultar al Madrid y dan por ganador al Liverpool. Flipan, eligen, sin saber de qué hablan, una canción de los Beatles: ‘Imagine’. E imaginan sandeces, pues el Real Madrid representa, mejor que nadie, la Marca España, por tener más huevos que todos los separatistas juntos. De ahí que el Barça y cuantos le mendigan recompensas por mentir, hayan de tragárselas dobladas.

¡Hala Madrid! ¡Millones de seres humanos del orbe entero creemos en ti y sabemos que volverás a ganar la Champions!