Opinión

La jeta de Iceta

Lo de acomodar a ex ministros para que no enreden es práctica habitual en el mundo de la política, pero reconozco que el caso de Miquel Iceta ha llegado a extremos artísticos. A pesar de que no consiguió acabar sus estudios universitarios ha sido nombrado embajador permanente de España ante la UNESCO. El Gobierno de Pedro Sánchez mostrando, una vez más, cuál es la importancia que le da a la imagen de España en la escena internacional. Lo de nombrar a Iceta ministro de Cultura ya parecía un mal chiste, y el líder del PSOE ha decidido doblar su apuesta.

Y no será por falta de fieles socialistas en el mundo de la cultura. No les habría costado demasiado escoger a alguien con un perfil profesional y político más acorde con el cargo. Pero había que darle algo bonito a Miquel, pensó Sánchez, aunque sólo fuera por las tardes de bailes y rosas que compartieron. Porque no bastaba con colocar a alguien como Iceta, que carece de una carrera profesional que merezca ese nombre dado que lleva décadas viviendo del presupuesto público. Había que demostrar que Sánchez manda y que a los que son fieles les premia con cargos que sobrepasan, con mucho, sus currículums. Y como lo de escribirle los libros al presidente es una labor que ya está designada, lo mandan a la UNESCO como escaparate de la cultura que se perpetra bajo el Gobierno progresista que engloba a Junts y PNV.

Así mirado, Iceta da el nivel y representará como se merece a lo que el actual Gobierno considera «cultura». A fin de cuentas, Óscar Puente es ministro, y marca el listón de lo que es un alto cargo para al actual líder del PSOE. Y no olvidemos que José Zaragoza, el diputado más sectario de la sectaria bancada socialista, es el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso. Efectivamente, el documento de la concordia y el acuerdo en manos de alguien que sólo siembra odio. Bienvenidos a la España de Pedro Sánchez. Reconozco que Iceta tiene una habilidad política ejemplar y al menos es una persona educada. Sólo por el hecho de haber sobrevivido a Pepe Zaragoza –ambos han compartido sillón en la ejecutiva del PSC – ya ha demostrado el nivel premium de supervivencia. Y como superviviente de la política el flamante embajador ha alcanzado su antepenúltimo destino.

Porque nadie duda de que antes de jubilarse le tocarán, como mínimo, dos poltronas más. Los socialistas saben premiar a sus dirigentes más dúctiles, aquellos que no crean problemas a la nomenklatura y que saben dar un paso al lado cuando suena el silbato. Iceta no tendrá formación académica, pero es un maestro en la universidad de la vida. Ha sobrevivido durante décadas en el socialismo catalán, siendo siempre un peón útil para sus dirigentes, hasta que consiguió llegar a la cúspide.