La izquierda quiere violentar la decisión de los andaluces
La Federación de Mujeres Progresistas (FMP), una organización dirigida por dirigentes ligadas al PSOE como es el caso de su presidenta Yolanda Basteiro –concejal socialista en Alcalá de Henares– y tiene como presidente de honor a José Luís Rodríguez Zapatero, ha agitado las calles para que haya escraches en Sevilla el mismo día en el que comienza la investidura de Juan Manuel Moreno Bonilla, líder del PP andaluz, como presidente de la Junta de Andalucía. Esta protesta se ha vendido como ‘movilizaciones feministas por Andalucía’, sin embargo, no es más que la manera eufemística de disfrazar la realidad: no buscan defender la igualdad, sino mostrar su disconformidad con la voluntad de las urnas y el pacto legítimo entre partidos democráticos y constitucionalistas.
Llegados a este punto, y siendo fieles a la verdad, cabría recordar que no es la primera vez que el PSOE pierde las elecciones autonómicas y municipales en Andalucía. En marzo de 2012, recordemos, fue el PP el partido más votado –casi 1,6 millones de votos– de la región; pero Javier Arenas, el entonces cabeza de lista popular, jamás logró acceder a la presidencia de la Junta porque los socialistas de José Antonio Griñán recibieron el apoyo de IU y el bloque de izquierdas cerró el paso a los populares que no contaban –al contrario que hoy– con fuerzas de derecha para apuntalar su poder. Fue una victoria agridulce para el PP, sin duda, pero tuvo que transigir con un nuevo Gobierno socialista porque así lo permitía –y lo permite– el reglamento democrático. La investidura de Griñán, hoy en el banquillo de los acusados por el caso de los ERE, se desarrolló un mes después, tras los trámites parlamentarios pertinentes, sin un atisbo de protestas en las calles andaluzas –mucho menos españolas–, a pesar de haber sido la segunda fuerza más votada y haber perdido la hegemonía de votos.
Sólo han pasado seis años desde aquellas elecciones, sin embargo, nuevos vientos soplan en Andalucía y el PP, con la ayuda de C’s y VOX, ha logrado acabar con una larguísima era socialista que ha arrasado con el tejido productivo andaluz y ha fomentado la creación de urdimbres clientelistas propias del tercer mundo con las que intentarán acabar, tal y como se refleja en el pacto entre las tres formaciones. Moreno Bonilla se merece el mismo respeto por parte de los ciudadanos y las asociaciones –sean de la ideología que sean– que en su momento tuvo el socialista Griñán. Las urnas han hablado, el juego democrático ha obrado y será la ciudadanía –y no la crispada algarabía a las puertas del Parlamento andaluz– en una nueva cita con las urnas quien castigue o loe la actividad de su nuevo Ejecutivo autonómico.
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