Opinión

La izquierda madrileña vuelve a hacer el ridículo

Como son incapaces de trasladar una iniciativa medianamente consistente, la izquierda madrileña se dedica a criticar al alcalde, José Luis Martínez-Almeida, haga lo que haga. Ahora se ha puesto de los nervios por el cartel del Orgullo 2024. Todo es cuestión de gustos, obviamente, pero sacar de quicio de forma permanente las cosas termina convirtiéndote en ridículo.

Dice el socialcomunismo que el diseño del cartel es lamentable, porque en él aparecen copas, tacones y condones y eso es banalizar el movimiento LGTBI. Bueno, pues puede que el cartel de marras no sea un derroche de ingenio, pero de ahí a pedir su retirada media un abismo. Entre otras cosas porque su grafismo no dista mucho del utilizado el pasado año por Podemos en su publicidad. Unas piernas con tacones, peras y plátanos eran los elementos elegidos por el partido de Irene Montero, que ocupaba la cartera de Igualdad en ese momento, y que, por supuesto, la izquierda recibió de la forma más natural.

Si los socialcomunistas colocan unas piernas con tacones, una pera o un plátano en el cartel del Orgullo son un prodigio de modernidad, la quintaesencia de la vanguardia artística, pero si el PP hace lo propio los tacones representan una burla al movimiento LGTBI.

Si hay algo criticable en el cartel de este año es que, en todo caso, se haya inspirado en la cartelería podemita. Cabe recordar que en 2023, Podemos puso en los carteles unas piernas sin depilar con unos tacones y peras y plátanos para identificar los órganos genitales. No hubo reproche ni crítica alguna: la izquierda y los movimientos LGTBI celebraron el cartel del Orgullo sin mediar la más mínima polémica. La hipocresía de la izquierda en este asunto es descomunal, porque una pera y un plátano a modo de órgano genital, si lo ponen ellos, es una genialidad warholiana, pero un tacón en un cartel, si lo pone el PP, es pura caspa.