Opinión

Insólito boicot de Sánchez al voto (y a la fresa de Huelva)

La semana transcurrida desde las elecciones territoriales -municipales y en 12 comunidades autónomas- el pasado 28M ha dejado al sanchismo sumido en una profunda depresión postelectoral de la que sólo se ha salvado su socio preferente EH Bildu, del que ahora pretende alejarse para volver a restablecer su maridaje tan pronto lo necesitara, si se diera el caso, después del 23J. No resulta difícil concluir que el sanchismo, es decir, la coalición del PSOE con los comunistas, separatistas y bilduetarras ha sido rechazada de forma más o menos intensa en toda España por los españoles, con una claridad sólo atenuada en aquellos territorios en los que sus barones y alcaldes han podido hacerlo, y pese a que la ola antisanchista se ha llevado por delante a gran número de ellos como hemos visto.

Una vez más se ha comprobado que el Manual de resistencia de Sánchez se resume en que su absoluta prioridad política es mantenerse en la Moncloa al precio que sea. Obligar a los españoles a votar en plena canícula estival, con más de 20 millones fuera de su residencia habitual por las vacaciones, con no pocos mayores entre ellos y las dificultades añadidas, administrativas y de desplazamiento que conlleva el ejercicio del voto por correo, no tiene precedentes en nuestra democracia ni en un país con un presidente que anteponga el bien común de sus compatriotas al suyo personal, como es su absoluta obligación. Además de ese bien común, que debe ser la máxima prioridad de todo gobernante digno de tal consideración, debe tenerse presente el interés general de España, con un Gobierno en funciones y un presidente impedido de ejercer la presidencia semestral del Consejo de la Unión Europea que obliga a aplazar la prevista presentación del programa político de España ante el Parlamento Europeo hasta septiembre.

Por cierto, no por voluntad suya, como ha pretendido hacernos creer, sino por la carta dirigida a la presidenta de la Institución, perteneciente al PPE, por Manfred Weber, portavoz del grupo parlamentario de ese mismo partido y mayoritario en la Cámara, solicitando el aplazamiento de su prevista comparecencia en plena campaña electoral de julio para impedir la convirtiera en un mitin electoral suyo. Pero ante una previsible desbandada general de los suyos, ejemplificada en el retorno de Fernández Vara a su destino profesional de médico forense, dejando descabezado al PSOE extremeño, la convocatoria electoral veraniega ha significado su marcha atrás en 24 horas -donde dije digo, digo Diego- para que las cañas se vuelven lanzas.

Es el caso particular, convertido en actitud generalizada del PSOE, en la patética imagen -digna del partido comunista chino con Xi Jinping- de la interminable ovación de más de dos minutos dedicada a él por todos sus diputados y senadores puestos en pie en el Salón de Columnas (Ernest Lluch) del Congreso, esperando la magnanimidad del gran líder para poder seguir en las correspondientes candidaturas. Una prueba evidente de la desesperación y desquiciamiento de este Gobierno es el boicot promovido contra la fresa española de Huelva, alimentado por él y que había motivado la visita esta semana de una delegación de diputados de la Comisión de Medio Ambiente del Bundestag y que la ha suspendido según su Embajada en Madrid, con base en su incidencia política en estos momentos al convertir su visita al Parque Nacional de Doñana en un acto de la campaña electoral sanchista.

No tiene precedentes que el Gobierno de España se sume a esa campaña de boicot a un sector que emplea a unas 160.000 familias en Andalucía y que exporta el 30% de su producción al país germano y demuestren en un asunto de estas características los alemanes más patriotismo y sentido de la responsabilidad que nuestro propio Gobierno. Grande la responsabilidad de Feijóo y Abascal, del PP y Vox, de gestionar adecuadamente los resultados del 28M. Sólo un grave error por su parte puede impedir la desaparición del sanchismo el 23 J. Lo que ya es una imperiosa necesidad nacional.