Opinión

Illa convierte la dictadura del catalán en un problema de salud pública

Que Salvador Illa ha decidido continuar con la dictadura del catalán impuesta durante décadas por el separatismo es una evidencia. No sólo se ha empeñado en intensificar el acoso a los comercios que no empleen el catalán, sino que ahora todo su empeño pasa porque los médicos estudien esta lengua, incluso en horario de trabajo, lo que supone que los profesionales tengan que anteponer el catalán a la salud de sus pacientes. Es delirante, sobre todo si tenemos en cuenta que las listas de espera en Cataluña  se acercan a los 200.000 pacientes, con un desbordante ritmo de crecimiento anual. Según datos del año pasado, había 183.394 personas esperando una intervención quirúrgica. El tiempo medio de espera es de 183 días, por encima de la media española y a años luz de los 51 días de espera en la Comunidad de Madrid. Con datos de diciembre de 2023, el 29,9% de estos pacientes en Cataluña lleva más de seis meses aguardando ser intervenido, también por encima de la media nacional. En suma, que la sanidad pública catalana está literalmente desbordada, pero en lugar de poner en marcha medidas para reducir de forma drástica las listas de espera lo que ha hecho Salvador Illa es priorizar el catalán por encima de la salud. Si los médicos ya no daban abasto, ahora, al obligarles a recibir clases en su horario de trabajo, la situación será todavía más insostenible.

Resulta patético comprobar cómo la izquierda se moviliza en Madrid contra Isabel Díaz Ayuso cuando su sanidad pública funciona -en comparación con la de Cataluña- mucho mejor y en esta comunidad se guarda un estruendoso silencio ante situaciones tan surrealistas como la de tener que decirle a un paciente que el médico no le puede atender porque está dando clases de catalán. Entre el separatismo y el socialismo han generado un problema colosal de salud pública, porque en Cataluña es más importante que los médicos sepan catalán que realizar una operación de apendicitis.